Al presentarse ante el Consejo, Kanja estaba realmente aterrorizada, pero tenía que ser valiente y capear el temporal lo mejor que fuera capaz. Aunque el verdadero problema era que ellas eran capaces de conocer todos sus pensamientos y sentimientos y no se podía permitir el lujo de pretender engañarlas, porque las consecuencias podían ser mucho peores.
Se abrieron las puertas de aquella estancia tan descomunal, a la que por desgracia estaba acudiendo demasiado frecuentemente en los últimos tiempos y, al avanzar hacia los tronos del fondo, sintió que le temblaban las rodillas.
- Bueno, muchacha – comenzó Azëna a hablar con el semblante muy serio -, ya has regresado de tu misión y todavía no hemos recibido ninguna información por tu parte. Eso no es lo que deberías haber hecho y eres consciente de ello. Tampoco hace falta que ahora nos aburras con un informe de tus actividades desde que volviste, porque nuestra capacidad nos permite conocer todo – enfatizó la palabra - lo que has estado haciendo desde entonces.
- Tenemos un pequeño conflicto contigo – continuó Hiira -. Por una parte has cumplido brillantemente tu misión en el pasado; has resuelto el grave problema de la realidad disociada y te debemos una gran recompensa por ese magnífico resultado.
- Pero por otro – Azëna cogió el relevo de nuevo -, no nos has traído al Antiguo, como te habíamos encomendado.
- No vamos a tomar represalias contigo, ni mucho menos, no tienes que alarmarte, claro.
Kanja pensó que era una situación muy curiosa. Escuchando estas últimas palabras de Hiira, le vino a la mente aquello que había escuchado decir en la Antigüedad. Parecían estar usando con ella la famosa táctica de poli bueno - poli malo. Pero lo que más le extrañaba era que Hiira hiciese el papel de buena. Y también se dio cuenta de que, hasta entonces, Freditt no había dicho palabra. Solo se dedicaba a observarla con una ligera sonrisa en la cara. Y, al reflexionar sobre esto, la miró y fue respondida con una intensificación de ese gesto que le produjo una extraña sensación que venía a ratificar ciertas sospechas que albergaba desde hacía unos días.
- Tienes que traer al Antiguo para que también comparezca ante nosotras, porque queremos convencerle por las buenas para que nos ayude en la consecución de nuestros objetivos. Después, trabajará contigo en el desarrollo de la Máquina.
Aquellas palabras de Azëna no daban lugar a ninguna interpretación. Estaba claro que se trataba de órdenes directas y no ofrecía ninguna posibilidad de desoírlas.
Cuando salió de aquella audiencia lo hizo un poco confundida. Por un lado, no comprendía para qué la hacían comparecer para decirle solo eso, y por otro, le extrañaba mucho que no le hubieran pedido explicaciones sobre el estado en el que había llegado Kare y los procesos que había tenido que pasar para recuperar la normalidad. Le pareció que a ellas no les importaba lo que había sucedido con él, simplemente les interesaba que recuperase sus capacidades, a pesar de haber tenido que lograrlo con métodos ilegales. Pero tampoco comprendía para qué le necesitaban a él realmente. ¿Solo para colaborar en el desarrollo de la Máquina? Le parecía una disculpa muy poco convincente y pensó que había algo más oculto en sus intenciones, pero tampoco podía desatender sus órdenes. Aun así, se sentía mal por tener que hacerle eso a Kare: siempre le había dicho que no permitiría que nadie le hiciera daño y, hasta ahora, le habían hecho de todo, desde aquel tipo, Akheio que le había intentado violar, pasando por la reclusión que había ordenado el Consejo y que ella misma se había encargado de hacer cumplir, hasta la tortura a la que había sido sometido por Niilja, lo que dolía a Kanja por partida doble. Pero no tenía fuerzas para echarles todas las culpas a los demás; en el fondo, ella misma se sentía la auténtica responsable de los males del pobre hombre, por haberle llevado en dos ocasiones a un tiempo que no era el suyo y que se había revelado muy hostil contra él. Entonces, su sentido de auto defensa intentó racionalizar el hecho de que, en el estado en el que le encontró en su segundo salto a la Antigüedad, requería imperiosamente que le volviese a llevar a esa época para curarle de sus males. Y, sin embargo, ahora, ¿qué? ¿Tenía que jugarse el todo por el todo y arriesgarse a escapar con él de nuevo y comenzar en cualquier otra parte, como le había propuesto el mismo Kare antes de que ella le encerrara en la celda de aislamiento total? ¿Acaso tendría alguna mínima posibilidad de lograrlo? Y, por otro lado, ¿aceptaría ahora Kare esa propuesta viniendo de ella? Estaba hecha un auténtico lío y tenía que reflexionar muy bien qué debía hacer y actuar con pies de plomo.
La perspectiva de volver inmediatamente a la Tierra se le hizo muy difícil. Aunque no era demasiado buena idea que el Consejo se diera cuenta de que se estaba demorando en sus obligaciones, prefirió quedarse a finalizar aquella jornada allí mismo, en Lïmpa y aprovechar la circunstancia para poner sus ideas en orden. Así que se recluyó en el minúsculo cuarto donde pasaba sus estancias en la Luna y que ya le parecía más habitual que su propio apartamento del sector Byta, en la Tierra. Se sentó sobre la cama, abrazándose las piernas, con la barbilla sobre las rodillas, y se quedó fija, intentando deshacer la madeja de sensaciones que bloqueaban su mente y, al cabo de un rato, sintió la necesidad de asearse un poco. No sabía por qué, pero lo achacó a que así se podría relajar un poco y pensar mejor. Cerró los ojos y sintió aquel calor agradable que actuaba sobre cada porción de la superficie de su piel pero, al mismo tiempo, sintió otro tipo de calor que no se limitaba al exterior de su cuerpo. Abrió los ojos asustada y se encontró justo delante de ella a alguien a quien, desde luego, no se esperaba.
- ¡Venus! –dijo un poco azorada por encontrarse desnuda delante de aquella supuesta desconocida -. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrado?
Aquella extraña mujer se limitó a sonreír e hizo que las sensaciones de Kanja la hicieran casi ahogarse.
- ¿Por qué haces estas cosas? – siguió preguntando.
- Eres muy hermosa, Kanja – dijo, sin perder aquella irresistible sonrisa.
- Pero, ¿qué pretendes de mí?
- Solo deseo tu felicidad.
- Pues no lo estás haciendo demasiado bien hasta ahora…
Instantáneamente le pareció que esa respuesta había sido demasiado osada, si es que sus sospechas eran ciertas.
- Eso es porque todavía no comprendes todo lo que tiene que pasar.
- ¿Me permites que coja una tira de ropa? La verdad es que me siento un poco incómoda en esta situación.
Venus se rio ante aquella desacostumbrada petición.
- ¡Vaya! Te vas pareciendo cada vez más a Kare. Se ve que te hemos dejado demasiado tiempo viviendo con los Antiguos y te asaltan los pudores de otra época. Por mi parte, estaría encantada de que siguieses tal como estás pero, si te sientes mejor, adelante.
Cogió una tira y se la colocó sin demora, mientras se preparaba para la pregunta que tenía que hacer.
- ¿Puedo llamarte por tu verdadero nombre?
- ¿Cómo sabes tú cuál es, querida?
- Kare me hizo pensar mucho en una ocasión en la que hablamos sobre ti. Él no estaba realmente cuerdo pero, aun sin estarlo, es increíble la forma que tiene de distinguir las realidades ocultas de lo que nos aparece frente a los sentidos.
- Sí, es un hombre único. Me agrada mucho su forma de ser y también me agradas mucho tú, por lo que creo que es una gran idea ayudaros para que estéis juntos.
- Pero eso va un poco en contra de lo que se supone que pretendéis, ¿no, Freditt?
- No tienes que confundir ciertos términos, preciosa. Es posible que Hiira y Azëna quieran que las cosas se desarrollen de una forma determinada, pero yo veo las cosas de otra manera.
- Y, ¿por qué coges esa apariencia que llevas ahora?
- Me pareció divertido; y aprendí de Züs que la mejor manera de pasar desapercibido es tomar un aspecto poco llamativo.
- Bueno, lo que se dice poco llamativo no puedes pretender que sea…
- Ya – dijo Freditt riendo -, es que en el fondo no puedo evitar el lado exhibicionista que tengo. Pero, de todas formas, nadie asociaría esta presencia a mi verdadera personalidad, excepto alguien tan brillante como tú, claro. Además, la alusión a las diosas primitivas de la fertilidad me pareció que contribuían a una broma redonda, como supo reconocer Kare. Pero, ahora que sabes quién soy, no tiene mucho sentido que sigas viéndome así.
Entonces, sin ningún tipo de transición, se apareció la visión de su forma habitual, aunque su talla no era la de siempre, cerca de los dos metros veinte, sino que su tamaño era solo un poco más grande que el de su interlocutora. Era increíblemente hermosa, la visión del ideal de los ideales en el cuerpo de una mujer, más incluso que las otras dos poderosas componentes del Consejo.
- Pero todavía no me has dicho para qué has venido a verme.
- No, es cierto; pero me gusta jugar un poco, disfrutar de las personas antes de entrar en los temas a fondo. La verdad es que no tengo buenas noticias que darte. Como ya sospechas, las intenciones de mis colegas Hiira y Azëna no son las que te quieren hacer ver.
- Pero, ¿no es peligroso que me cuentes esto? Con la capacidad de conocer todo lo que pienso y siento que tenéis, cualquier cosa que me digas, será conocida también por ellas, ¿no?
- No tienes que temer, yo te protejo. Ellas solo ven lo que yo dejo que escape de tu mente. Llevo bastante tiempo filtrando tus pensamientos y sentimientos para que ellas tengan una visión parcial, la que a mí me conviene que vean.
- Y eso, ¿por qué?
- Porque lo que ellas pretenden no me parece bien. Ellas piensan que yo estoy por debajo de su nivel y siempre me han creído frívola y despreocupada por la visión global de cómo debe estructurarse esta sociedad. Yo siempre les he seguido el juego, pero solo esperando que se reuniesen las condiciones idóneas para permitirme cambiar las cosas.
- Y, ¿ahora se dan? –preguntó Kanja un poco perpleja.
- La situación es propicia. He encontrado a la pareja ideal para hacer fracasar los planes de esas dos petardas.
Kanja no pudo evitar reírse de aquella expresión.
- Kare y tú sois la mejor combinación de personalidades que he tenido la ocasión de encontrar en toda mi existencia. Pero te advierto que todo este juego es demasiado arriesgado, por lo que, si tienes miedo de lo que os pueda suceder, no estás obligada a seguirlo, aunque me agradaría mucho que me ayudaras en esta conjunción única de circunstancias.
- Yo estoy dispuesta a seguirte – dijo Kanja, sin pararse a reflexionar -, pero no sé cuál será la reacción de Kare. Es demasiado difícil en condiciones normales saber en qué piensa, como para hacerlo ahora, después de todo por lo que ha pasado y en este momento tan ajeno a lo que él haya experimentado nunca.
- Por Kare no tienes que preocuparte. Sé exactamente cómo piensa y que se prestará con el mismo entusiasmo que tú lo haces para que todo este desastre cambie.
- Pero me has dicho que las noticias que traes no son buenas. ¿Qué están tramando Hiira y Azëna?
- Es un asunto complicado pero abreviaré. En primer lugar, lo que quieren hacer es volver a encerrar a Kare y que sirva de cebo para que Züs intente ayudarle, aprovechando la ocasión para capturarle y destruirle.
- Pero es demasiado hábil para que lo logren, ¿no?
- No te lo creas. Ahora han conseguido alguna artimaña que puede volverle vulnerable, aunque no me han querido poner al tanto de sus manejos. Sin embargo, yo he conseguido enterarme de todo.
- Y, ¿cómo lo has hecho? – preguntó Kanja perpleja.
Freditt soltó una carcajada, haciendo que la perplejidad aumentase.
- No pretenderás que te revele mis secretos, ¿verdad? – dijo, haciendo que Kanja se sonrojase -. Tranquila, es una broma. Es solo que no te puedes imaginar el poder que se consigue cuando los demás se creen que eres menos listo que ellos. La apariencia de inferioridad siempre ha sido una de las herramientas más valiosas contra los poderosos.
- Entonces, ¿qué debo hacer con Kare? – preguntó ansiosa.
- Haz que venga. No les saldrá bien, ya verás.
- ¿Es que Züs sabe algo? ¿Estás en contacto con él?
- No, no es eso. Desconozco lo que sabe Züs sobre cualquier cosa; creo que nadie lo sabe realmente. Pero hay medios para hacer que los planes de mis colegas no logren triunfar, confía en mí.
Kanja estaba muy confusa con todas estas cosas que, francamente, pensaba que superaban su capacidad, a pesar de lo que le había dicho Freditt.
- Solo tienes que hacer lo que te han encomendado y del resto ya me encargo yo.
Y, a modo de despedida, se acercó a ella y la besó en la boca, lo que hizo que sintiera algo que nunca antes había experimentado. Cuando abrió los ojos, Freditt ya había desaparecido.
***
Se dio cuenta de que ya no tenía la necesidad que había sentido solo hacía un rato de demorar su vuelta a la Tierra. Sin embargo, no podía estar segura de que aquella jugada de Freditt no fuera otra artimaña del Consejo para que se mostrase más solícita a la hora de acatar las órdenes que ella había empezado a cuestionar un poco antes, habiéndose planteado incluso escapar con Kare a donde no los pudieran atrapar. Después de todo, ellas eran conocedoras de cada pensamiento, de cada sentimiento que tenía cualquiera, por muy profundo que estuviera enterrado y la podían estar engañando muy fácilmente. Y, aun así, no sabía por qué, decidió que tenía que confiar en ella; tal vez fuese un pálpito peligroso, pero tampoco tenía mucho a lo que agarrarse, porque se estaba enfrentando a seres inimaginablemente más inteligentes y poderosos que, de todas formas, con seguridad serían demasiado difíciles de burlar sin la ayuda de alguien desde dentro de ese intrincado núcleo de poder.
Cogió el ascensor espacial y, al llegar a la estación lunar, se encontró con otro inconveniente con el que no contaba. Se fue a dar de narices con Milenka Krott que, al verla, le hizo una seña para que fuese a hablar con ella. Por las ganas, la habría ignorado olímpicamente, pero reconsideró el tema, porque no quería enemistarse con alguien que podía facilitarle o entorpecerle determinados pasos en el futuro, cuando inevitablemente tuviera que pasar por allí. Al entrar en su despacho la notó muy preocupada, lo que era extraño en ella, que parecía siempre imperturbable como una roca.
- Necesito hablarte de mujer a mujer, como me pediste tú a mí en la última ocasión.
- Tú dirás… - respondió Kanja muy sorprendida, pero sin ocultar lo más mínimo esa sensación.
- Está relacionado con mi mitad, Issanka. No tengo a nadie más en quien confiar y necesito que colabores otra vez conmigo, por favor.
Era extremadamente inusual en ella que pidiese las cosas de esa manera, por lo que debía estar en un compromiso muy serio. Le fastidiaba tener que atender este tipo de cuestiones en un momento tan complicado como el que estaba atravesando, pero decidió escucharla por lo menos.
- Issanka no quiere decirme nada – siguió hablando Milenka -, pero sé que algo muy grave le está pasando y me preocupa especialmente que no quiera confiarse a mí, cuando siempre, siempre – recalcó -, nos hemos contado hasta los secretos más íntimos.
- Nunca puedes confiar en eso – Kanja se sorprendió a sí misma hablando abiertamente del tema -. Precisamente, cuando se trata de algo demasiado íntimo, a tu mitad es a la última persona a la que te confiarías…
- ¿Me harías el favor de hablar con ella y enterarte de qué le pasa? Te lo agradecería inmensamente, igual que lo hago por lo que lograste hace poco con ella.
- Lo intentaré, pero no te aseguro que quiera contarme nada.
- Para mí es suficiente. Muchas gracias, Kanja.
Aquello tampoco era normal; nunca la había querido llamar por su nombre, llamándola pelirroja, o cuervo, o ignorándola abiertamente por su pertenencia al GSU.
Kanja estaba molesta por este nuevo inconveniente. ¿No podían apañarse ellas solas para arreglar sus asuntos íntimos? ¿Quién la iba a ayudar a ella para arreglar sus diferencias con Niilja? Era cierto que había tenido que acudir a Milenka cuando su gemela se había apoderado de Kare, por no decir secuestrado, pero había tenido que apelar a su ayuda por un asunto semioficial y no para resolver un tema sentimental, o al menos que la otra supiese.
Después de una corta espera por el transbordador llegó a la terminal del lado terrestre y buscó a Issanka sin éxito. “¡Vaya!”, pensó, “encima ahora me va a tocar buscar a esta zorra estúpida”. Pero tampoco le costó demasiado encontrarla, porque se encontraba en su despacho. Solicitó permiso y, aunque tardó un poco en concederle el acceso, al final la dejó pasar.
- ¡Kanja, qué sorpresa más agradable! – se notaba demasiado que no sabía mentir y también le llamó la atención que se dirigiera a ella por su nombre - ¿Cómo está Kare?
Kanja prefirió no contarle la verdad para no interferir innecesariamente en su ánimo.
- Bueno, más o menos como le viste la última vez, aunque algo más tranquilo, según parece. Pero he venido a hablar contigo de otro asunto…
- ¿Otro asunto? – se puso a la defensiva demasiado visiblemente.
- Tu mitad está muy preocupada por tu comportamiento desde que volviste y está desesperada por poder ayudarte.
Tal vez había sido demasiado brusca diciendo aquello con una sinceridad sin ningún tipo de miramientos o, como se dice, sin anestesia. En realidad le importaba poco que Issanka no quisiera desvelarle sus penas y casi deseaba que tampoco lo hiciese; después de todo, ya había hecho lo que Milenka le había pedido y consideraba que, por su parte, era suficiente. Pero estaba visto que últimamente no tenía ninguna suerte en lo que deseaba y se sorprendió al ver a la enorme mujer de rasgos orientales echarse a llorar. “¡Vaya, ahí viene otra!”, pensó.
- No sabía a quién contárselo y está a punto de acabar con mis nervios. Pero, como tú eres la única que conoce lo que me ha pasado realmente, creo que solo puedo confiar en ti en este asunto. Después de todo, te has comportado conmigo como una verdadera amiga y yo…
- ¿Me quieres decir de qué se trata? – dijo Kanja intentando que no se le notase demasiado el fastidio.
- Pues que… Yo… No sé, pero… Es posible que esté embarazada de Kare.
- ¡¡¡ ¿Qué?!!! – no pudo evitar gritar - ¿Cómo es posible eso?
- Pues, ya sabes… No sé exactamente cómo pudo ocurrir pero, ¿te acuerdas cuando estuvimos en esa isla desagradable y hablamos de un calor que me recorrió el cuerpo y me hizo sentirme irresistiblemente atraída por Kare?
- Sí, cuando viste a aquella extraña mujer, Venus.
- ¡Sí! Es cierto, ya lo había olvidado…
- Céntrate, por favor – no quería que la otra se fuera por las ramas.
- Claro, claro… Pues la cosa es que… En la isla…
- Lo estuvisteis haciendo, ¿no?
- Sí – reconoció Issanka, llorando de nuevo -, casi todos los días él me iba acosando y yo no me sentía con fuerzas para rechazarle. ¡Seguía con ese fuego interior que no me dejaba ignorar sus demandas! Solo dejamos de hacerlo aquella noche espantosa en la que tú llegaste, y no porque él no se pusiera pesado…
Kanja torció el gesto, pero no por lo que la otra pensaba.
- Perdona, no quería decir que fuera espantosa porque tú llegaste, lo decía por aquellos extraños ruidos y sombras de algún animal que merodeaba por allí…
“Sí, un animal de pelo rojo llamado Kanja”, pensó ésta con regodeo.
- Y, ¿qué piensas hacer? – preguntó.
- Eso es lo malo, ¡que no lo sé!
- ¿Es que pretendes arriesgarte a acabar en un poblado de bastardos?
- ¡No! Eso me aterra muchísimo, pero…
- Pero, ¿qué?
- Si Kare estuviese bien de la cabeza, tal vez querría saberlo y ayudarme a tomar una decisión.
Aquello sí que era un verdadero problema. Kare ahora estaba recuperado y ella acababa de mentir sobre ello. No le importaba demasiado lo que la mujer estuviera afrontando pero, respecto a Kare, ya no estaba segura de lo que pensaría él del asunto.
- Es una decisión muy personal, pero no tienes que pensar solo en ti misma, sino en tu hijo, si al final resulta que estás embarazada. Tal vez tendrías que hablarlo también con tu mitad, creo que ella querría saberlo también y conocee mejor que nadie cómo piensas.
- Ya, pero… Me da miedo su reacción.
- Solo piensa cómo te sentirías si el caso se diese al revés y fuera Milenka la que estuviera en tu situación.
- ¡La mataría! – expresó sin dudarlo ni un segundo.
- Sí, pero si además te lo ocultase por miedo, ¿cómo te sentirías?
Issanka consideró el tema e hizo un gesto desesperado.
- Piénsatelo bien y no tomes decisiones a la ligera - continuó Kanja -. Hay mucho en juego y no puedes equivocarte.
- Gracias, Kanja – dijo la otra tras una pausa reflexiva -, de verdad te estás comportando como una amiga.
Bajó en el ascensor a la superficie de la Tierra con una indignación como pocas veces había experimentado. “¡Fantástico!”, pensó, “ahora va a mejorar todo con un pequeño bastardo de Kare”. Sin embargo todavía no había tocado fondo o, si lo había hecho, todavía le quedaba escarbar un rato. En el trayecto de bajada recibió una petición de contacto urgente, y se sorprendió cuando vio que se trataba de Werimu. ¿Qué podía querer de ella ahora aquella mujer que le había arrebatado la atención de Kare?, pensó, dejándose llevar por unos injustos celos. “Un momento…” reflexionó; Werimu no la llamaría urgentemente por una tontería, era una mujer muy cabal y absolutamente honesta con ella. Y, por otro lado… ¡Kare estaba ahora en aquella colonia! ¿Estaría pasándole algo malo? ¿Habría recaído en su locura? ¿Tendría problemas por haberse enfrentado con Niilja? Accedió a la petición de contacto, aunque en una modalidad privada, en la que no se mostraba delante de ella la persona con la que se contactaba sino que sólo ella podía sentir lo que ocurría.
Apareció en su mente la imagen de la mujer, a la que se veía muy preocupada.
- Werimu, ¿qué está pasando? – preguntó con cierta ansiedad.
- ¡Kanja! ¡Tienes que venir cuanto antes! Solo tú puedes arreglar este desastre.
- Pero, ¿qué desastre?
- Es algo largo, pero te lo contaré mientras vienes porque no puedes dejarme sola con este problema…
- ¡Está bien, voy inmediatamente, pero dime ya qué ocurre!
Mientras estaba casi llegando a la superficie, Werimu le contó lo que había sucedido.
- A tu amiga Kalima se le ha ocurrido venir esta mañana al poblado, después de lo bien que se lo había pasado ayer con Kare y con los niños. Y, para colmo, se le ha ocurrido venir sin la simulación de ropa, sino que ha venido con un vestido muy bonito y llamativo. Pero al llegar al poblado, la han asaltado dos elementos indeseables, dos de los antiguos acólitos de Akheio, que la retuvieron y quisieron forzarla.
- ¡Mierda! Y, ¿lo consiguieron esos hijos de puta?
- No, por suerte apareció Kare, justo a tiempo, y consiguió desbaratar los planes de aquellos dos desgraciados. Pero era uno contra dos y, en la pelea que siguió, consiguieron reducirle y le dieron una paliza terrible. Kalima había logrado huir, con el vestido roto, y fue hasta donde estaba Niilja en busca de ayuda. Ésta salió inmediatamente e inmovilizó a los hombres. Pero su reacción fue peor que si no hubiera ido. Ha acusado a Kare de ser uno de los asaltantes y de haber pretendido violar a una Aspirante, por lo que le hizo encerrar junto a los verdaderos atacantes.
- Pero, ¿cómo es posible que Niilja haya hecho eso? – exclamó Kanja, aunque enseguida se dio cuenta de que era un comportamiento muy propio de ella.
- Cuando me llegó la noticia de lo que había estado sucediendo, intenté interceder por el pobre Kare pero Niilja se cerró en banda y no me quiso hacer ningún caso.
Aquello también tenía sentido para Kanja, después de todo, Niilja la consideraba en gran parte responsable de su caída.
- También intenté ver a Kalima, para que contase la verdadera versión de lo ocurrido, pero estaba encerrada en la casa de Niilja y no la permitía salir, con la disculpa de que una experiencia tan traumática había hecho que se quedase bloqueada mentalmente. Estoy muy preocupada por Kare. Me da miedo de que, al estar encerrado con los tipos a los que ha estropeado su momento de diversión, puedan acabar la faena e incluso terminen matándole.
Kanja estaba tan preocupada como Werimu y se procuró velozmente un medio de transporte rápido hacia el poblado mientras terminaba de llegar a la superficie. ¿Por qué hacía Niilja todo aquello? No podía soportar que su mitad deseara con tanta rabia deshacerse de Kare, procurando incluso su muerte, porque sabía que cualquier bastardo que atacase a una Aspirante de esa manera, era muy probable que acabara siendo ejecutado; y a Kare se le podía considerar legalmente un bastardo. Desde luego, Kanja estaba completamente convencida de la versión que había ofrecido Werimu y que él no estaba implicado en aquel ataque, pero temía que no pudiera tener la oportunidad de demostrarlo.
Aunque la eficiencia del sistema le había procurado los medios para llegar velozmente a su destino, el trayecto se le estaba haciendo eterno. Entre la hora y media en el gravitúnel y el corto trayecto al poblado, podía acabar ocurriendo cualquier cosa que acabase en una tragedia total. Cuando por fin llegó allí, se encontró que el acceso a la colonia estaba cortado por varios vehículos negros del GSU. Le costó mucho hacer entender a aquellos cabezas cuadradas que ella también pertenecía a la organización, y de hecho se podía considerar que era una de sus superiores, hasta que consiguió que le franquearan el paso. Pero lo que se encontró dentro tampoco resultó nada agradable; los agentes habían tomado posiciones y aquello era un caos terrorífico. Intentó que la permitieran hablar con Niilja y le dijeron que no estaba allí en aquel momento. ¿Dónde coño se había metido en una situación así? Intentó entonces comunicar con ella mentalmente y su petición fue desatendida. ¡Mierda! Todo se complicaba y ninguno de aquellos pedazos de carne con ojos era capaz de aclararle nada de aquel desastre. Tampoco la dejaron acercarse a las cabañas donde se solía recluir a los prisioneros y se encontró perdida. Lo que supuso que no podrían pretender prohibirle era intentar llegar a ver a Werimu, que imaginó que estaría encerrada con los niños en el edificio que usaba como vivienda y escuela; y, efectivamente, allí se encontraba.
- ¡Kanja! – dijo la mujer, echándose enseguida en sus brazos, muy asustada.
- ¿Qué está pasando? No me dejan ver a Kare, y Niilja no quiere contactar conmigo.
- Ha ocurrido algo muy extraño. Yo pensé que esos dos indeseables iban a acabar con Kare y, sin embargo, cuando esto se llenó de cuervos… ¡Oh, perdona!
Werimu se había dado cuenta de que Kanja también pertenecía al GSU.
- No importa, sigue - apremió Kanja con un gesto nervioso de las manos.
- Bueno, cuando llegaron todos ésos, Niilja fue a la cabaña y la vi salir con los tres hombres y… ¡Kare apareció ileso! No se notaba ninguna señal de la terrible paliza que le habían dado solo un momento antes y apareció intacto, mientras a los otros dos se les veía con moratones y mataduras de la lucha anterior.
- Sí, pero, ¿dónde están ahora?
- Niilja se los ha llevado antes de que llegases.
- ¿Adónde?
- ¡No lo sé! – replicó desesperada -. Tú eres la experta y sabes qué procedimientos se siguen en una acusación de este tipo.
- ¡Mierda! Y, ¿sabes algo de Kalima?
- También se la llevó con ella.
Aquello no pintaba nada bien; era de suponer que Niilja actuaría sin ningún tipo de demora para acabar con Kare antes de que ella pudiera interceder y habría movido los hilos rápidamente para que se enjuiciase a los tres hombres y deshacerse de ellos cuanto antes. Eso solo podía indicar que lo más probable es que tuviera que regresar a toda prisa a Lïmpa. ¡Qué mala suerte! Si lo hubiera sabido antes, se podría haber quedado allí y habría tenido tiempo para adelantarse y articular alguna estratagema para evitarlo. Pero estaba donde estaba y no podía perder ni un segundo. Consideró la posibilidad de llevarse con ella a Werimu, pero entendió que lo mejor era que ella se quedase con aquellos niños asustados que la necesitaban más que a nada.
"Well, lass," Azëna began, her expression very serious, "you've already returned from your mission, and we still haven't received any information from you. That's not what you should have done, and you know that. Nor is there any need for you to bore us with a report of your activities since your return, because our abilities allow us to know everything"—she emphasized the word—"that you've been doing since then."
“We have a small conflict with you,” Hiira continued. “On the one hand, you’ve brilliantly fulfilled your mission in the past; you have solved the grave problem of dissociated reality, and we owe you a great reward for that magnificent result.”
“But on the other hand,” Azëna took over again, “you haven’t brought us the Ancient, as we had entrusted you to do.”
“We are not going to retaliate against you, far from it. You needn't be alarmed, of course.”
Kanja thought it was a very strange situation. Listening to Hiira's last words, she was reminded of something she had heard in the Antiquity. They seemed to be using the famous good cop-bad cop tactic on her. But what puzzled her most was that Hiira was playing the good cop. And Kanja also realized that, until then, Freditt had not said a word. Freditt had just been watching her with a slight smile on her face. And, reflecting on this, Kanja looked at her and was responded to with an intensification of that gesture, which gave Kanja a strange feeling that confirmed certain suspicions she had been harboring for a few days.
"You must bring the Ancient to appear before us as well, because we want to convince him to help us achieve our goals. Afterwards, he will work with you on the development of the Machine."
Azëna's words left no room for interpretation. It was clear that these were direct orders, and there was no way to disobey them.
When Kanja left that hearing, she was a little confused. On the one hand, she did not understand why they were making her appear to tell her only that, and on the other, she was very surprised that they had not asked her to explain the condition Kare had ended up in and the processes he had had to go through to get back to normal. It seemed to her that they did not care what had happened to Kare; they were simply interested in him regaining his abilities, despite having to achieve it through illegal means. But Kanja also did not understand why they really needed Kare. Just to collaborate on the development of the Machine? It seemed like a very lame excuse, and she thought there was something deeper going on behind their backs, but she could not ignore their orders either. Still, Kanja felt bad about having to do this to Kare: she had always told him she would not let anyone hurt him, and so far, everything had happened to him, from that guy Akheio trying to rape him, to the Council-ordered confinement she herself had enforced, to the torture he had been subjected to by Niilja, which hurt Kanja doubly. But she did not have the strength to blame everyone else; deep down, she felt herself truly responsible for the poor man's misfortune, for having twice taken him back to an era that was not his own and that had proven very hostile to him. Then, her sense of self-defense tried to rationalize the fact that, in the state she found him in on her second leap to Antiquity, he urgently needed to be taken back to that time to cure him of his ills. And yet, what now? Did she have to risk everything and escape with him again and start somewhere else, as Kare himself had suggested before she locked him in total isolation confinement? Did she even have the slightest chance of succeeding? And on the other hand, would Kare accept this proposal from her now? She was in a real mess and had to think carefully about what she should do and act with caution.
The prospect of returning immediately to Earth seemed very difficult. Although it was not a good idea that the Council would realize she was delaying her duties, she preferred to stay and finish the day right there on Lïmpa and take advantage of the opportunity to gather her thoughts. So she hid herself away in the tiny room where she spent her time on the Moon, which already seemed more familiar than her own apartment in the Byta sector on Earth. She sat on the bed, hugging her legs, her chin on her knees, and remained motionless, trying to unravel the tangle of sensations blocking her mind. After a while, she felt the need to clean herself up a bit. She did not know why, but she attributed it to the fact that it allowed her to relax a little and think more deeply. She closed her eyes and felt that pleasant warmth acting on every surface of her skin, but at the same time, she felt another kind of warmth that was not limited to the outside of her body. She opened her eyes, startled, and found someone standing right in front of her, someone she certainly had not expected.
"Venus!" she said, a little embarrassed at finding herself naked in front of this supposed stranger. "What are you doing here? How did you get in?"
The odd woman just smiled, making Kanja almost choke with sensation.
"Why do you do these things?" Kanja continued.
"You're very beautiful, Kanja," Venus said, still sporting that irresistible smile.
"What do you want from me?"
"I only wish for your happiness."
"Well, you're not doing too well so far..."
It instantly struck Kanja that this answer had been too bold, if her suspicions were correct.
"That's because you still don't understand everything that has to happen."
"Would you allow me to take a strip of clothing? I'm actually feeling a little uncomfortable in this situation."
Venus laughed at this unusual request.
"Well! You're starting to be more and more like Kare. We've left you living with the Ancients for too long, and you're starting to feel the shame of another era. For my part, I'd be delighted if you’d continue as you are, but if you feel better, go ahead."
Kanja took a strip and applied it quickly, preparing for the question she had to ask.
"May I call you by your real name?"
"How do you know what it is, dear?"
"Kare made me think a lot about it one time when we talked about you. He wasn't really sane, but even if he wasn't, it's amazing how he can distinguish hidden realities from what appears before our senses."
"Yes, he's a unique man. I really like his personality, and I really like you too, so I think it's a great idea to help you two be together."
"But that goes a little against what you, the Council, are after, doesn't it, Freditt?"
"You don't have to confuse certain terms, darling. Hiira and Azëna may want things to go a certain way, but I see things differently."
"So, why do you chose to look like you are right now?"
"I thought it was funny; and I learned from Züs that the best way to go unnoticed is to look inconspicuous."
"Well, you can't pretend to be inconspicuous..."
"Yeah," Freditt said, laughing, "I just can't help the exhibitionist side of me. But still, no one would associate this presence with my true personality, except for someone as brilliant as you, of course. Besides, the allusion to primitive fertility goddesses seemed like a perfect joke, as Kare recognized. But now that you know who I am, there's not much point in you continuing to see me like this."
Then, without any transition, the vision of her usual form appeared, although her height was not what it usually was, around seven and a half feet, but her size was only slightly larger than that of her interlocutor. She was incredibly beautiful, the vision of the ideal of ideals in a woman's body, more so even than the other two powerful members of the Council.
"But you still haven't told me why you came to see me."
"No, that's true; but I like to play a little, to enjoy people before getting into the nitty-gritty. The truth is, I don't have good news for you. As you suspect, the intentions of my colleagues Hiira and Azëna aren’t what they want you to believe."
"But isn't it dangerous for you to tell me this? With the ability to know everything I think and feel, anything you tell me will be known to them too, right?"
"You have nothing to fear; I protect you. They only see what I let slip from your mind. I've been filtering your thoughts and feelings for quite some time so that they have a partial view, the one I consider they should see."
“And why is that?”
“Because I don't agree with what they're trying to do. They think I'm beneath them and have always thought I'm frivolous and unconcerned with the bigger picture of how this society should be structured. I've always played along, but only while waiting for the right conditions to come together to allow me to change things.”
"So, now they're making out?" Kanja asked, a little perplexed.
"The situation is ripe. I've found the perfect couple to foil the plans of those two doofus."
Kanja could not help but laugh at that expression.
"Kare and you are the best combination of personalities I've ever had the opportunity to encounter in my entire life. But I warn you, this whole game is very risky, so if you're afraid of what might happen to you, you don't have to play along, although I would very much appreciate your help in this unique conjunction of circumstances."
"I'm willing to follow you," Kanja said without pausing to think, "but I don't know what Kare's reaction will be. It's too difficult under normal circumstances to know what he's thinking, let alone do so now, after everything he's been through and at this moment so foreign to anything he's ever experienced."
"You don't have to worry about Kare. I know exactly how he thinks, and I know he'll be as enthusiastic as you are about changing this whole mess."
"But you told me the news you're bringing isn't good. What are Hiira and Azëna up to?"
"It's a complicated matter, but I'll keep it short. First, what they want to do is lock Kare up again and use him as bait so Züs can try to help him, taking advantage of the opportunity to capture and destroy him."
"But he's too skilled for them to pull it off, isn't he?"
"Don't be so sure. Now they've come up with some trick that could make him vulnerable, although they haven't wanted to let me in on their schemes. However, I've managed to find out everything."
"And how did you do it?" Kanja asked, perplexed.
Freditt burst out laughing, increasing Kanja’s perplexity.
"You don't expect me to reveal my secrets, do you?" she said, making Kanja blush. "Don't worry, it's just a joke. You just can't imagine the power you can get when others think you're less clever than them. The appearance of inferiority has always been one of the most valuable tools against the powerful."
"So what should I do about Kare?" Kanja asked anxiously.
"Get him to come. It won't work out for them, you'll see."
"Does Züs know something? Are you in contact with him?"
"No, it's not that. I don't know what Züs knows about anything; I don't think anyone really knows. But there are ways to thwart my colleagues' plans, trust me."
Kanja was very confused by all these things, which, frankly, she thought were beyond her capabilities, despite what Freditt had told her.
"You just have to do what you've been asked to do, and I'll take care of the rest."
"I need to talk to you woman to woman, like you asked me last time."
"So?" Kanja responded, very surprised, but not hiding that feeling in the least.
"It's related to my half, Issanka. I don't have anyone else I can trust, and I need you to help me again, please."
It was extremely unusual for Milenka to ask things that way, so she must be in a very serious situation. It annoyed Kanja to have to deal with these kinds of issues at such a difficult time as the one he was going through, but she decided to at least listen to her.
"Issanka doesn't want to tell me anything," Milenka continued, "but I know something very serious is happening to her, and I'm especially worried that she doesn't want to confide in me, when always, always," she emphasized, "we've told each other even our most intimate secrets."
"You can never trust that," Kanja got surprised when she found herself speaking openly on the subject. "Precisely when it comes to something very intimate, your half is the last person you'd confide in..."
"Would you do me the favor of talking to her and finding out what's going on with her? I'd appreciate it immensely, just as I do for what you recently accomplished with her."
"I'll try, but I'm not sure she'll want to tell me anything."
"That's enough for me. Thank you very much, Kanja."
That was not normal either; Milenka had never wanted to call Kanja by her name, just calling her redhead, or raven, or outright ignoring her because of her USG affiliation.
After a short wait for the shuttle, she arrived at the Earth’s terminal and searched for Issanka, to no avail. "Fuck!" she thought, "Now I'm going to have to look for this stupid bitch." But it was not too difficult to find her, either, because she was in her office. Kanja requested permission, and although it took a while to grant her access, Issanka finally let her in.
"Kanja, what a pleasant surprise!" It was obvious she was a bad liar, and Kanja was also surprised that Issanka addressed her by name. "How is Kare?"
Kanja chose not to tell her the truth so as not to unnecessarily interfere with her mood.
"Well, pretty much how you saw him last time, although a little calmer, it seems. But I came to talk to you about another matter..."
"Another matter?" Issanka became visibly defensive.
"Your half is very concerned about your behavior since you returned and she’s desperate to help you."
Perhaps she had been too abrupt in saying that with such unqualified sincerity. In truth, Kanja cared little that Issanka did not want to reveal her troubles to her, and almost hoped she would not either; after all, Kanja had already done what Milenka had asked of her, and she considered that, for her part, it was enough. But it seemed she did not have any luck lately with what she wished for, and was surprised to see the enormous woman with oriental features burst into tears. ‘Oh, here it comes!’ Kanja thought.
"I didn't know who to tell, and it's about to work my last nerves. But since you're the only one who knows what really happened to me, I think I can only trust you on this matter. After all, you've been a true friend to me, and I..."
"Want to tell me what it's about?" Kanja said, trying not to let her annoyance show.
"Well, I... I don't know, but... It's possible I'm pregnant with Kare's child."
"What?!" Kanja could not help but scream. "How is that possible?"
"Well, you know... I don't know exactly how it happened, but do you remember when we were on that unpleasant island and we talked about a heat that ran through my body and made me feel irresistibly drawn to Kare?"
"Yes, when you saw that strange woman, Venus."
"Yes! That's true, I'd already forgotten..."
"Please focus." Kanja did not want the other woman to go off on a tangent.
"Of course, of course... Well, the thing is... On the island..."
"You two were making love, weren't you?"
"Yes," Issanka admitted, crying again, "he would harass me almost every day, and I didn't feel strong enough to reject him. I still had that inner fire that wouldn't let me ignore his demands! We only stopped that awful night you arrived, and not because he wasn't annoying..."
Kanja frowned, but not because of what the other woman thought.
"Sorry, I didn't mean it was awful because you arrived, I meant it because of those strange noises and shadows of some animal lurking around..."
"Yes, a red-furred animal named Kanja," she thought gloating.
"So what are you planning to do?" Kanja asked.
"That's the bad thing—I don't know!"
"Are you planning to risk ending up in a bastards’ village?"
"No! That terrifies me to no end, but..."
"But what?"
"If Kare were in his right mind, maybe he'd want to know and help me make a decision."
"It's a very personal decision, but you don't have to think only about yourself, but also about your child if you’re actually pregnant. Maybe you should talk to your half about it, too. I think she'd want to know, too, and she knows how you think better than anyone."
"Yeah, but... her reaction scares me."
"Just think how you'd feel if the situation were reversed and Milenka was in your situation."
"I'd kill her!" Issanka said without a second's hesitation.
"Yes, but if she also hid it from you out of fear, how would you feel?"
Issanka considered the matter and made a desperate gesture.
"Think carefully and don't make decisions lightly," Kanja continued. "The stakes are high, and you can't afford to get it wrong."
"Thank you, Kanja," the other said after a thoughtful pause. "You really are behaving like a friend."
An image of the woman appeared in her mind, looking very worried.
"Werimu, what's going on?" Kanja asked with some anxiety.
"Kanja! You have to come here as soon as possible! Only you can fix this mess."
"What mess?"
"It's a bit long, but I'll tell you while you come here because you can't leave me alone with this problem..."
"Okay, I'll come right away, but tell me what's going on!"
As she was almost reaching the surface, Werimu told her what had happened.
"Your friend Kalima decided to come to the village this morning, after all the fun she had yesterday with Kare and the children. And to top it all off, she decided to come without any clothing simulation, but instead, she came wearing a very pretty and striking dress. But when she arrived at the village, she was attacked by two undesirable individuals, two of Akheio's former acolytes, who retained her and tried to force themselves on her."
"Shit! And those sons of bitches succeeded?"
"No, luckily Kare showed up just in time and managed to foil those two bastards' plans. But it was one against two, and in the ensuing fight, they managed to overpower him and beat him up terribly. Kalima had managed to escape, her dress torn, and went to Niilja for help. She immediately went and immobilized the men. But her reaction was worse than if she hadn't gone. She accused Kare of being one of the aggressors and of trying to rape an Aspirant, so she had him locked up with the real attackers.”
"But how could Niilja have done that?" Kanja exclaimed, though she quickly realized it was typical behavior from her.
"When I got the news of what had been happening, I tried to intercede for poor Kare, but Niilja refused to budge didn't want to listen to me."
That made sense to Kanja too; After all, Niilja held Werimu largely responsible for her downfall.
“I also tried to see Kalima, so she could tell the true story, but she was locked inside Niilja's house and wouldn't let her out, using the excuse that such a traumatic experience had left her mentally blocked. I'm really worried about Kare. I'm afraid that, being locked up with the guys he's spoiled their moment of fun, they might follow through and even end up killing him.”
Kanja was just as worried as Werimu and quickly arranged for a means of rapid transport to the village while she finished reaching the surface. Why was Niilja doing all this? She could not stand that her half wanted so rabidly to be rid of Kare, even seeking his death, because she knew that any bastard who attacked an Aspirant was very likely to end up being executed; and Kare could legally be considered a bastard. Kanja was certainly convinced by Werimu's version of events and that he was not involved in the attack, but she feared she would not get the chance to prove it.
Although the system's efficiency had provided her with the means to reach her destination quickly, the journey was dragging on. Between the forty-five minutes in the gravitunnel and the short trip to the village, anything could happen that could lead to total tragedy. When Kanja finally arrived, she found that access to the settlement was blocked by several black USG vehicles. It took a lot of work to convince those hard-headed agents that she also belonged to the organization and, in fact, could be considered one of their superiors, until she managed to get them to let her in. But what she found inside was not pleasant either; the agents had taken up positions, and it was terrifying chaos. Kanja tried to get permission to speak to Niilja, but was told she was not there at the moment. Where the hell had she gone in a situation like this? Kanja then tried to communicate with Niilja mentally, but her request went unheeded. Shit! Everything was getting complicated, and none of those bullies could shed any light on the mess. They also would not let her near the huts where the prisoners were usually held, and she found herself lost. What she assumed they could not possibly forbid her from doing was trying to reach Werimu, whom Kanja imagined would be locked up with the children in the building she used as both her home and school; and, indeed, there she was.
"Kanja!" the woman said, immediately throwing herself into Kanja’s arms, very frightened.
"What's going on? They won't let me see Kare, and Niilja won't contact me."
"Something very strange has happened. I thought those two rottens were going to finish Kare off, and yet, when the place got filled with ravens... Oh, sorry!"
Werimu had realized that Kanja was also a member of the USG.
"It doesn't matter, go on," Kanja urged with a nervous gesture of her hands.
“Well, when they all arrived, Niilja went to the cabin and I saw her leave with the three men and… Kare appeared unharmed! There was no sign of the terrible beating he had received just a moment before and he appeared intact, while the other two were seen with bruises and sores from the previous fight.”
"Yes, but where are they now?"
"Niilja took them before you arrived."
"Where?"
"I don't know!" Werimu replied desperately. "You're the expert, and you know the procedures for an accusation like this."
"Shit! And do you know anything about Kalima?"
"Niilja took her too."
That did not look good at all; Niilja would presumably act without delay to finish off Kare before Kanja could meddle, and would have pulled strings quickly to bring the three men to trial and get rid of them as quickly as possible. That could only mean she would most likely have to rush back to Lïmpa. What bad luck! If Kanja had known earlier, she could have stayed there and would have had time to get ahead and devise some stratagem to avoid it. But she was where she was and she could not waste a second. Kanja considered taking Werimu with her, but she understood that it was best for the woman to stay with those frightened children who needed her more than anything else.
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