Líneas Cruzadas: Capítulo 10Entangled Lines: Chapter 10

Aunque al principio Kare se mostró reticente a abandonar la isla, consiguieron convencerlo de que las vacaciones habían terminado y que debían volver todos a casa. Él cedió finalmente, pero el viaje de vuelta lo hizo enfurruscado y sin decir una palabra. Esta circunstancia sirvió también de alivio a las dos mujeres, que no tenían que soportar los desvaríos que pudiesen pasarle a él por la cabeza en cada momento. Al llegar al pie del ascensor espacial, Kanja tuvo la tentación de hacer que los caminos de Issanka y el de ellos se separaran allí, pero lo reconsideró al darse cuenta de que, con la coordinadora del ascensor al lado, no tendrían que esperar colas para subir y, de todas formas, pasado poco tiempo tendrían que ir hasta Lïmpa para la siguiente fase de sus planes. En lo alto, se despidieron de Issanka, a la que se veía muy contenta y aliviada por haberse quitado una enorme carga de encima, aunque les pidió que la informasen de la evolución de lo que fuera pasando con Kare; sin embargo, Kanja detectó en su mente que tampoco estaba demasiado entusiasmada con volver a tener noticias de ellos.

 

No tuvieron que esperar demasiado por el transbordador, porque la fortuna esta vez había hecho que llegasen poco antes de que la configuración de la estación fuera la adecuada para hacer el viaje. Pero, al llegar a la estación lunar, se encontraron con algo que Kanja no había previsto. Al salir del transbordador, estaba esperándolos Milenka Krott, con una cara no demasiado feliz.

–¡Kare! –dijo sorprendida al verlo en buen estado–. ¿Cómo te encuentras?

El hombre, algo confundido, se acercó a Milenka y la abrazó, ante la sorpresa de las dos mujeres. Kanja supuso que la confundía con la otra mitad, ya que eran idénticas. La mujer grande lo dejó hacer, hasta que pasó algo que las cogió desprevenidas. Él, inesperadamente bajó las manos y se agarró a las nalgas de ella. Instintivamente, Milenka se lo intentó quitar de encima, pero él se resistía a soltarla.

–¿Qué coño está pasando? –dijo cuando logró que la soltase.
–No tienes que enfadarte con él –se apresuró a decir Kanja–. Aunque su aspecto ahora es bueno, está muy mal de la cabeza. Ha perdido completamente el juicio y no sabe lo que hace…
–Pues a mí me parece que lo sabe muy bien –y, tras una breve reflexión–. ¿No será que me confunde con Issanka y…?
–No, no lo creo –mintió Kanja–. Cuando estuve con ellos, no se comportó así, pero sus reacciones son impredecibles.
–Bueno… –Milenka parecía desconfiar de lo que le contaba, pero prefirió dejarlo pasar–. Issanka ha contactado conmigo y parece que has conseguido que ella recupere la cordura y haya vuelto a su lugar, por lo que te estoy inmensamente agradecida. Solo espero que este asunto no provoque más incordios y todo se quede en una desagradable anécdota.
–Desde luego. Espero poder ayudar a este hombre, como era mi intención inicial y que todo recupere la normalidad, que nunca tuvo que haberse alterado.

Ninguna de las dos quiso que la entrevista se alargara más y Kanja se dispuso a bajar a Lïmpa lo antes posible, a lo que también colaboró la presencia de la comandante, que hizo que tuviesen preferencia en la primera cabina que bajaba. Kare parecía todavía más enfadado al haber sido separado por la fuerza del cuerpo al que se había agarrado, pero continuaba sin decir palabra. “Mejor así”, pensó Kanja, “a ver si no me lía ninguna hasta que consiga tener la situación bajo control”.

Lo llevó al lugar donde ella solía pasar sus estancias en Lïmpa y él estuvo inusualmente tranquilo. Era extraño aquel cambio de actitud, porque normalmente solía ser un verdadero incordio con sus ocurrencias extrañas, pero se planteó que tal vez era mejor disfrutar de la tranquilidad que le proporcionaba su mutismo y así podría preparar el siguiente paso a seguir. Y, aunque le costó convencerlo, al final hizo que se acostara sobre la cama del pequeño cuarto y, por consiguiente, hizo que se quedase dormido, mientras conectaba con la única persona que ella pensaba que podía tener posibilidades de hacer recuperar la mente perdida de Kare.

–Hola, Kolje, ¿cómo estás?
–¡Vaya, Kanja! ¿Qué demonios quieres tú ahora?

Kanja se rio, aparentando una inocencia que no sentía.

–¡Menuda manera de saludar tienes!
–No me fio de vosotras. Tanto Niilja como tú solo os preocupáis de uno cuando necesitáis algo y no tenéis otra forma de obtenerlo. O sea, ¿qué quieres? Vete al grano.
–Está bien, necesito tu ayuda, pero no puedo comunicártelo por la conexión.
–Encima tienes un marrón para mí. No tenéis remedio…
–Espera, no te cierres antes de saber de qué se trata. ¿Cuándo podría acercarme a visitarte?
–Depende de lo que me quieras endosar.
–Es algo relacionado con tu capacidad única de comprender cómo funciona la mente.
–No me hagas la pelota. ¿Es que quieres torturar a alguien, o hacer algo ilegal con el coco de algún pobre desgraciado?
–No te pases, Kolje. Yo no soy como Niilja…

Entonces, se arrepintió de decir aquello; no debería haber hablado de esa manera de su mitad. ¿Qué le estaba pasando? Casi no se reconocía a sí misma. ¿Se estaba volviendo manipuladora y desconsiderada con todo lo que había sido importante para ella hasta entonces? Pero se intentó convencer de que llevaba demasiado tiempo en unas circunstancias demasiado estresantes y no conseguía que todo volviera al punto de equilibrio que debía reinar en su vida.

–Bueno –reconoció Kolje de mala gana–, la verdad es que como Niilja no he conocido a nadie. Ojalá se esté pudriendo en ese agujero con los bastardos. 

Kanja se sintió molesta con aquellas palabras, pero prefirió no discutir con aquel tipo, para que no se enredara más el asunto. De momento, tenía que aguantarse y lograr de él lo que necesitaba.

–Entonces, ¿me recibirás? –le preguntó.
–Está bieeen. Anda, ven mañana pronto y te haré un hueco. Pero te advierto que, como vea que me puedo meter en un lio, te mando al cuerno, ¿sabes?
–Estupendo, pero te adelanto que iré acompañada de alguien.
–Ya me lo temía, y seguro que no viene de buen grado…
–Te equivocas.
–Eso, o no tiene idea de dónde se mete.
–Da igual, mañana lo sabrás.

Al cerrar la conexión, Kanja pensó que, en cierto modo, Kolje había acertado. Quien la iba a acompañar no sabía lo que le esperaba, aunque, en ese momento, ella tampoco lo podía saber. 


En aquella estancia no había demasiado sitio y pensó que estar allí con Kare, tal como tenía la cabeza, se le iba a hacer muy pesado y, hasta que él no estuviese bien, no se podía permitir el lujo de pasearlo por Lïmpa y arriesgarse a que montara algún espectáculo. Por ello, consideró que lo mejor era dejarlo dormir toda la tarde y la noche de un tirón, aunque no sabía qué efectos podría tener para él tanto tiempo de sueño. Paso la tarde tranquila, conectada a la Comunidad, en actividades relajantes que no había podido disfrutar desde hacía años y, cuando llegó la hora de dormir, se preguntó qué debía hacer. ¿Dejaba la cama a Kare y dormía ella en una silla, o en el suelo? No, estaba demasiado cansada porque la noche anterior no había pegado ojo y pensó que no pasaba nada por dormir junto al hombre; él no se iba a enterar y, con lo cansada que estaba y las propiedades somníferas de la cama, ella tampoco. Y, aunque se sentía un poco extraña, se acostó junto a él, poniéndose de espaldas.


Al día siguiente, se llevó una sorpresa. Al despertar, sintió que Kare estaba pegado a ella y tenía las manos en los pechos de ella. “Pero, ¿qué coño hace éste?”, pensó rápidamente. Se levantó a toda prisa y vio que él todavía debía estar dormido. No podía estar fingiendo, pero estaba algo confusa. ¿Y si él se había despertado sin que ella se hubiese dado cuenta y…? Prefirió no pensar demasiado en ello. Pero, por si acaso, aprovechó que él todavía no daba señales de consciencia para asearse antes de que la viera. En ese momento, se dio cuenta de que la actitud de ambos no podía ser más diferente de la primera temporada que estuvieron juntos. Entonces era él quien se sentía violento en situaciones de desnudez y ella disfrutaba provocándole el sonrojo en esas ocasiones, siempre que le era posible.

Cuando terminó, decidió despertarlo. Él se mostraba algo confuso, pero estaba muy relajado, lo que tampoco era de extrañar después de más de dieciséis horas de sueño. Tras desayunar, lo cogió de la mano y lo condujo hacia el edificio del cráter donde se encontraba el centro neurálgico del poder de aquella sociedad y donde, de hecho, se encontraba Kolje. Por el camino, Kare iba mirando a todos los lados, sorprendido de las cosas que veía, poco habituales en sus experiencias anteriores. Pero, al sentir tan poco peso al andar, empezó a dar saltos, como un niño de cinco años, o menos. Kanja se estaba poniendo nerviosa, pensando que toda la gente que los veía se quedaba mirándolos, lo que en realidad era cierto, e intentaba agarrarlo fuerte de la mano para que no se notasen demasiado las chorradas que iba haciendo. Intentó andar lo más aprisa que podía, para abreviar aquel momento de incomodidad, y entonces él reaccionó justo en sentido contrario a sus deseos. Empezó a sentirse algo cansada por tener que estar tirando de un adulto fuerte que se oponía a sus movimientos y pensó que al menos era una suerte que se encontraran en una gravedad reducida y el esfuerzo era menor que si hubiera tenido que hacer lo mismo en la Tierra, donde probablemente le habría resultado imposible.

Pero sus problemas solo podían empeorar. Al llegar al filo de la empinada escalera que los llevaba al enorme edificio al que se dirigían, él se empezó a asustar y cada vez le costaba más tirar de él. Kanja se detuvo, desesperada, sin saber qué hacer ya. Lo miró con expresión triste y se sentó en los escalones, echándose las manos a la cara. Kare se quedó contemplándola, sin comprender.

–¿Qué te pasa…? –preguntó él.
–No, ¿qué te pasa a ti ahora?
–¿Por qué? ¿Qué he hecho esta vez?
–¿Por qué no quieres subir?

Él miró hacia lo alto y su expresión se volvió temerosa.

–Ahí arriba hay monstruos. Y, además, tienen cosas que te hacen mucho daño. Y te encierran en salas blancas donde no hay nada. Y sueñas cosas muy raras para que te vuelvas majareta. Y hay mujeres que no son reales pero engañan a todo el mundo haciendo ver cosas que no hay. Y…
–¡Basta ya! –le gritó, haciendo que la gente alrededor se volviese a mirarlos–. Mira, ahí arriba no hay nada de lo que dices. Solo vamos a que te ayuden.
–Es verdad, lo he visto todo yo mismo… –y, tras una pequeña pausa–. ¿Ayudarme? ¿A qué?
–A que vuelvas a ser tú mismo. Tu yo verdadero.
–¿Mi yo verdadero? Ya no existe; debería haber muerto hace mucho.
–No digas eso, por favor. Hay que tener esperanza…

Entonces, él rememoró un pasaje de una conversación que tuvo con Hiira en aquel mismo edificio.

–La felicidad no se puede alcanzar completamente si no se tiene esperanza. Y de la felicidad alguien puede llegar a cansarse y aburrirse, pero de la esperanza, nunca.

Ella se quedó boquiabierta con aquellas filosóficas palabras. Entonces, Kare le tendió la mano.

–Vamos, no esperemos más.

Era increíble lo rápido que podía cambiar de opinión radicalmente con solo una asociación afortunada de ideas. El problema estaba en que no se podía saber qué estímulo haría que reaccionara positivamente o cerrarse en banda con cualquier cosa que le provocase una actitud negativa. Pero en ese momento había que aprovechar la circunstancia favorable y no pararse a examinar los motivos. Le cogió la mano tendida y se levantó con una sonrisa radiante.

–Venga, a ver quién llega antes arriba –propuso ella, creyendo sentir las miradas de los que los rodeaban, aunque esta vez no era cierto.

***

Kolje se sorprendió mucho al ver al personaje que le traían.

–¿Por qué no dejáis a este pobre hombre en paz? ¡Sois un par de auténticas brujas! Además, no quiero volver a enfrentarme con Azëna, que te recuerdo que tiene bastante aprecio a este tío y, como te pille haciéndole más barrabasadas, te va a cortar las orejas.
–Espera, espera. Yo no le he hecho nada malo a Kare. No sé a qué te refieres con lo de las barrabasadas. Solo quiero ayudarlo y te necesito para ello.
–¿Que no sabes lo que le hizo Niilja? ¿Y se lo has preguntado a éste? Por cierto, ¿qué coño está haciendo?

Kare estaba mirando a todas partes como un tonto y tenía cierta expresión temerosa al recordar las malas experiencias vividas en aquel lugar, mientras se intentaba esconder detrás de Kanja.

–Eso te estaba intentando decir. Ha perdido la cabeza y necesito que intentes que vuelva a la normalidad. Pero, ¿qué es eso que me dices que le hizo Niilja?
–¿Qué ha perdido la cabeza? Espero que no me intentes echar la culpa de eso. No tengo absolutamente nada que ver.
–No te voy a culpar de nada, sé que no eres responsable de esto. Y contéstame, ¿qué pasó con Niilja?
–¿Él está tan mal que no te lo puede decir y ella tampoco, aunque sea tu mitad? Amiga mía, tienes un problema. Pero no me extraña que ella no haya abierto el pico, porque se pasó tres pueblos con este pobre desgraciado. Me da mucha pena lo que me contó acerca de que había vivido dos años con ella. ¿Es eso cierto?
–Vamos a ver, Kolje, eres un incordio. Nunca respondes a lo que te preguntan y siempre acabas siendo tú quien acaba preguntando. Sí, estuvo dos años viviendo con ella, en unas circunstancias especiales que está prohibido desvelar, aunque también estés en el GSU. Y ahora, ¿me quieres decir de una vez qué le hizo Niilja?
–No debería contártelo, siendo ella tu mitad, pero vuestra relación también me importa un carajo. Niilja lo trajo en un estado lamentable: desnudo, calvo, con una herida fea en la cara y creo que con alguna costilla rota. Azëna había ordenado que le procurásemos una conexión temporal para que le hicieran efecto las tiras de pelo y de ropa, le curáramos las heridas y le hiciésemos un sondeo superficial. Pero a tu chica se le metió en la mollera que tenía un inhibidor y me hizo buscarlo por todas partes, sin que lo encontráramos por ningún lado. 
–No me creo ni una palabra de lo que dices…
–Espeeera, bonita, que eso no es lo peor. Se sintió tan frustrada porque no lo encontrásemos, que usó el intensificador para intentar sacarle mediante torturas dónde lo tenía puesto.
–¡Que te digo que no!
–Y yo te digo que sí. Y, además, lo puso al máximo. Yo me tuve que marchar para que no me implicase en sus mierdas. Y, al volver, me lo encontré casi muerto. Estaba viendo acabar mis días en un poblado de bastardos y seriamente mutilado. Si este tío llega a palmar aquel día, no habría tenido un maldito agujero en donde esconderme. Y no sé cómo consiguió aguantar el hijoputa éste pero, por lo visto, no soltó ni prenda. Me vi obligado a imponerme a Niilja y hacer exclusivamente lo que Azëna había ordenado, porque no podía arriesgarme a que acabara matando a este jodido bastardo.
–No es un bastardo.
–No me irás a decir que este tío de verdad es un Antiguo. Eso sí que no me lo puedo creer.
–Tú mismo has viajado en la Máquina, no sé por qué no te lo puedes creer.
–Mi situación es diferente. Solo vengo del segundo siglo; y porque soy muy valioso por conocer la mente humana como nadie y ser capaz de manipularla. Pero, de ahí a hacerme creer que este tipo viene de hace un milenio… No me creo que se pueda saltar tan atrás. De hecho, no creo posible saltar a un tiempo anterior a la creación de la propia Máquina.
–Bueno, ahora eso no importa. Lo que necesito es que ayudes a Kare a recuperar su mente.
–Para eso necesito saber cómo ha llegado a esta situación. Me parece muy raro que en tan pocos días se le haya ido la olla de esa manera, si es que es verdad que nadie le ha tocado la cabeza; aparte de lo que estuvimos haciendo nosotros, claro.
–Escucha. Esto tiene que quedar estrictamente entre nosotros, porque es absolutamente secreto. No han pasado solo unos días desde la última vez que lo viste. Para él han pasado cinco años y le han borrado la memoria de todo lo que experimentó en este tiempo en la ocasión anterior.
–¡Venga, Kanja! No me vengas con cuentos. Te advierto que, si de verdad quieres que este tío se recupere, no puedes contarme cualquier historia. Es necesario que seas sincera o, si metemos la pata, lo podemos dejar como una acelga.

Kanja no dijo nada, solo lo miró muy seria y preocupada de que el otro no accediese a ayudar.

–¡No me digas que no me estás mintiendo! ¡Joder! ¿Ha estado en otro tiempo y ha vuelto después de cinco años? ¿Y le han borrado parte de su memoria? Eso lo puede cambiar todo.
–Todo es absolutamente cierto. Y no solo eso, sino que volvió atrás y alteraron el discurrir de su vida, haciendo que variara su experiencia y, de paso, la línea de tiempo de todo lo que nos rodea.
–Pero… Eso podría habernos hecho desaparecer, ¿no?
–Por lo visto, no necesariamente. Si la línea temporal no se desvía en exceso, puede haber dos realidades superpuestas, siempre que no se produzca demasiada tensión entre ellas.
–Y, ¿cómo es que ha vuelto?
–Yo tuve que ir a buscarlo y he pasado también mis últimos cinco años tras su pista, hasta que por fin lo encontré, en un estado lamentable, enfermo y mentalmente desequilibrado.

Kolje se rio, sin creerse lo que le estaba contando pero, al ver que Kanja continuaba con aquella cara seria, la risa se le congeló.

–¡No me jodas! Pero, ¿No me tomas el pelo?
–¡Que no, joder! Te estoy diciendo la puta verdad.
–¡Mierda! Esto es grave…
–Pero, ¿puedes hacer algo?
–Déjame que piense… Vamos a ver, su estado mental puede deberse a varias cosas. Por un lado, me dices que está enfermo, ¿de qué se trata?
–De eso no te tienes que preocupar. Físicamente ya está curado.
–Vaya… Y, ¿cómo ha sido eso?
–¿Te han dicho alguna vez que eres demasiado preguntón?
–Sí, sobre todo tu querida Niilja se queja de eso. Se nota que sois tal para cual…
–Venga, no me vuelvas con ésas.
–En serio, es posible que una enfermedad física le produzca algún desequilibrio mental.
–Tenía un tumor bastante avanzado, pero no afectaba al cerebro.
–Y, ¿qué procedimiento se siguió para curarlo?
–No te enrolles, no creo que tenga que ver con su enfermedad.
–Bueno, si lo dice una experta…
–¡Que no te lo puedo decir, coño! Piensa en otra cosa.
–Bueno, es probable que si ha experimentado dos realidades divergentes se produzca una disociación en su personalidad. Y eso tiene mal arreglo.

Kanja lo miró muy desanimada. La única opción que barajaba se estaba revelando muy complicada.

–Yo también tuve que vivir en dos realidades divergentes y no me ha afectado.
–¿Estás segura? Tampoco es que seas un modelo de cordura.
–Anda, no seas capullo, que esto va en serio…
–Bueno, queda otra opción. Tal vez sea por ese hipotético borrado de la memoria, pero hay algo que no me encaja. Normalmente, si a alguien se le borra la memoria y no se lo manipula más, la tendencia es que repita los hechos tal como los hizo la primera vez, ya que el tipo es el mismo y, si las circunstancias son idénticas, debería comportarse de la misma manera.
–Pero no lo hizo. Y yo fui testigo de ello… Bueno, casi.
–¿Casi?
–No preguntes. Fíate de mí en eso.
–Pues sí que me lo pones fácil… No sé si funcionará, porque nadie se ha enfrentado a un caso tan complicado como éste, pero lo único a lo que podemos agarrarnos es a intentar restaurar su memoria todo lo que podamos.
–Y, ¿cómo se hace eso?
–Estás delante de un tío con recursos.
–Kare, ¿no? –dijo ella a modo de chanza–. Pero ya ves cómo está.
–Eres muy graciosa, pelirroja. No sé si te has dado cuenta de la suerte que tienes. A este tipo se le hizo una recuperación de lo que tenía guardado en la bocha para aquel juicio desagradable en la que actuó como testigo. Tú también estabas allí…
–¡Claro! Y, ¿se guardan todos sus recuerdos?
–Absolutamente todo. Se hace una copia de todo lo que tiene en la mollera y se guarda, para analizarlo posteriormente.

Aquello podía ser una situación peligrosa para Kanja. Cualquiera que analizase esos datos podía enterarse de lo que había pasado entre ellos. Pero reflexionó que, de todas formas, tanto Hiira, como Azëna y Freditt, ya tenían constancia de ello y lo habían pasado por alto  y, por ese mismo motivo,  aunque alguien como Kolje se enterara, no podría lograr demasiado mediante un chantaje. 



Kolje dispuso todo para hacer la transferencia de los recuerdos de Kare que tenía archivados y se acercó al hombre, que reaccionó de una manera insospechada. Al ver el aparato con forma de casco que tenían que ponerle en la cabeza, se acordó de que era igual que el que había usado Niilja en aquel mismo cuarto y se negó violentamente a que se lo colocasen.

–¡¡¡Nooo!!! ¡No me pongáis eso! –gritó desesperado–. ¡Eso duele mucho! Con una caricia parece que te arrancan la piel. ¡No quiero! ¡No quiero!

Era imposible hacer que se estuviera quieto. Intentaron rodearlo, pero se escabullía, saltaba por encima de mesas y camillas y no era posible reducirlo; y, cuando lo conseguían agarrar, la pelea era violenta y los tres estaban magullados con los golpes que recibían en la pelea. Finalmente, Kanja se vio obligada a echar mano de la tecnología que llevaba, e intentó que se quedase fuera de combate, aunque le desagradaba mucho tener que hacerlo de esa manera. Entonces, Kare se desvaneció y cayó rendido.

–¿Qué coño le has hecho? –preguntó Kolje.
–He tenido que tumbarlo con el inhibidor.
–¡Vaya! Siempre tomáis el camino fácil, puñeteras.
–¿Es que te veías capacitado a pararlo de otra manera?
–Bueno, la verdad… –respondió el hombre, palpándose un golpe que había recibido en la cabeza.
–No importa. Empieza antes de que se vuelva a despertar.
–No se puede. Necesito que esté consciente.
–¡Mierda! Entonces tendremos que inmovilizarlo. Ayúdame a levantarlo y lo atamos a la camilla.

Procedieron de aquella manera y le sujetaron brazos y piernas. Después, Kanja lo despertó y, al principio, se le notó desorientado, aunque tranquilo. Pero, entonces, reconoció el lugar y se removió inquieto; y, al descubrir que estaba amarrado, se empezó a poner más y más nervioso, agitándose con violencia.

–¡Kare! –le dijo Kanja levantando la voz–, no pasa nada. Tranquilízate y esto acabará pronto.
–¡No me hagas esto, por favor! –dijo él, comenzando a sollozar–. Yo creía que me querías.
–Sí, te quiero. Y, por eso, tengo que hacerlo. No te vamos a hacer daño, de verdad. Es solo para que te cures. Confía en mí.
–¿Es verdad eso? –preguntó Kolje–. ¿Lo quieres?

Ella lo miró con cara de querer asesinarlo. Lo cogió por un brazo y se alejaron de Kare hasta donde no pudiese oírlos.

–¿No te das cuenta de que tengo que decirle lo que quiere oír para que se tranquilice? –mintió ella.

Kolje no pareció muy convencido de aquella escapatoria y la miró desconfiado.

–Anda, no te entretengas y comienza el proceso cuanto antes, ¿quieres? –pidió ella impaciente.
–Bueno, no sé si dará resultado si está en este estado tan alterado. Puede bloquearse y que la transferencia de recuerdos le cause un nudo muy jodido dentro del coco…
–¿Quieres empezar ya? –le gritó Kanja–. Como logre romper las trabas, esta vez vas a tener que pararlo tú…
–Vaale, vaale –dijo Kolje, avanzando con el aparato.

Kare estaba muy asustado y no paraba de moverse. Entonces, Kanja comenzó a acariciarle la cara para ver si se calmaba, pero no dio resultado. Y entonces, se le ocurrió algo que en otras ocasiones, cuando él estaba bien, le había funcionado. Le estampó un beso en la boca hasta que dejó de moverse. Ella no pudo evitar alargar un poco más el momento y continuó unos segundos. Se separó de él y Kare se quedó mirándola muy quieto. Entonces, ella le dio un codazo a Kolje y éste reaccionó, poniéndole el aparato en la cabeza e iniciando el procedimiento.

–Menudas técnicas de persuasión tienes, guapa –dijo Kolje cuando el proceso llevaba un rato–. ¿Puedo llamarte cuando esté nervioso, para que me calmes así?
–Ni lo sueñes, capullo.
–Me lo temía, pero tenía que intentarlo… Por cierto, me da la impresión de que es verdad lo que le has dicho a este tío, ¿no?
–No te confundas –respondió Kanja a la defensiva–, era necesario en este momento. Y, aunque fuera verdad, a ti no te incumbe, ¿vale?

Kolje se encogió de hombros, pero tenía una idea bastante formada del asunto y no iba a ser fácil hacerlo cambiar de opinión. Un rato después, quitó el aparato del cráneo de Kare y lo apartó a un lado.

–¿Ya está? –preguntó Kanja ansiosa.
–La transferencia de recuerdos ha terminado.
–Y, ¿crees que ha funcionado?
–No lo sé… Es posible; pero, hasta que no lo observemos, no hay manera de saberlo.
–Entonces, ¿lo desatamos?
–Supongo que en algún momento tendremos que hacerlo.
–Y, ¿a qué esperas?
–No, bonita. No quiero estar a menos de dos metros cuando lo hagas. Este tío me puede soltar una hostia y no estoy dispuesto a ello.
–¡Mira que eres cobarde! –dijo Kanja y se acercó con precaución a desatar a Kare.

Él solo miraba al techo fijamente, mientras permanecía inmóvil. Cuando las ataduras se aflojaron, Kanja lo ayudó a incorporarse despacio y quedó sentado en la camilla.

–Kare, cielo –dijo ella y luego cambió el tono, recordando que a él le molestaba que lo tratasen como un niño–, ¿sabes quién soy?

La miró con aspecto tranquilo y esperó un momento callado.

–Si se pone violento le puedes dar otra dosis de tranquilizante –dijo Kolje desde detrás de un parapeto improvisado.
–¡Cállate, Kolje! –dijo ella de mal humor–. Kare, ¿me recuerdas?
–Por supuesto –respondió en voz baja–, eres Kanja.

La sonrisa en la cara de ella no tenía límites.

–Siempre me ha encantado tu sonrisa, ¿sabes? –siguió diciendo.
–Sí, claro, lo sé. Y, ¿sabes dónde estamos?
–En Lïmpa, en ese edificio enorme y tan hortera…
–¡Vaya! –dijo Kolje–. Este tío razona mejor que yo mismo…
–¿Cómo te sientes? –preguntó Kanja, ignorando a Kolje.
–Un poco aturdido… ¿Qué me estáis haciendo? –preguntó, con un gesto algo preocupado.
–Verás –siguió explicando ella–, has tenido un problema con la memoria y hemos tenido que restaurar los recuerdos que alguien te había borrado…
–No sé si es conveniente que le des demasiadas explicaciones en este momento –previno Kolje.
–Y, ¿qué es lo último que recuerdas? –preguntó Kanja.
–No sé… –cerró los ojos–. Estoy muy confuso.
–No vayas demasiado deprisa –siguió diciendo Kolje–, déjale que se vaya acostumbrando a su nueva situación.
–Bueno, Kare –dijo Kanja–, ¿nos vamos a casa?

El hombre no respondió. Solo se quedó muy quieto, mirando al vacío.

–¿Kare?... Responde… ¿Kare? –Kanja se asustó mucho.

Kolje se acercó y le pasó la mano por delante de la cara sin reacción aparente. Luego, le bajó un poco los párpados inferiores y le observó los ojos con cuidado.

–¿Ves lo que te decía? Se ha bloqueado. No se puede apremiar a alguien en un estado tan crítico.
–Y, ¿qué hacemos ahora?
–No lo sé. Supongo que habrá que esperar a ver cómo reacciona. Tendrá que quedarse aquí para que lo estudie detenidamente.
–¡Ni hablar! –saltó Kanja–. No se va a quedar aquí contigo.
–Pero, ¿qué dices? ¿Estás loca? Sí, más loca que él, pero tú no tienes remedio.
–Me lo llevo ahora mismo y seré yo quien lo observe.
–¡Ni se te ocurra! Puedes dejarlo inútil para siempre. Es mejor que yo lo…
–¡Te he dicho que no! –gritó ella desesperada–. Me lo llevo ahora mismo. 
–Bueeno, buenooo… –respondió Kolje ante aquella reacción desatada–. Pero solo bajo tu responsabilidad, ¿eh? Es posible que en realidad no tenga nada malo; supongo que solo necesita un punto de referencia, un ancla, para que todos sus recuerdos acaben yendo a su sitio. A lo mejor este bloqueo solo ha ocurrido porque le has preguntado qué era lo último que recordaba. Limítate a dejarlo que procese su estado y es posible que él vaya recuperando la normalidad por sí solo, cuando encuentre el estímulo que le sirva de base para reconstruir todo el edificio de su personalidad.

Although Kare was initially reluctant to leave the island, the women managed to convince him that the vacation was over and they should all return home. He eventually relented, but on the return trip he sulked and did not say a word. This also served as a relief to the two women, who did not have to endure whatever nonsense he might be mulling over at any given moment. Arriving at the base of the space elevator, Kanja was tempted to have Issanka's path and theirs part there, but reconsidered when she realized that with the elevator coordinator at her side, they would not have to wait in lines to get on, and in any case, they would soon be heading to Lïmpa for the next phase of her plans. At the top, they said goodbye to Issanka, who looked very happy and relieved for having taken a huge burden off her shoulders, although she asked them to inform her of the evolution of what was happening with Kare; however, Kanja detected in her mind that she was not too enthusiastic about hearing from them again. 

 

They did not have to wait long for the shuttle, because this time, luck had it that they arrived just before the station's configuration was right for the trip. But upon arriving at the lunar station, they encountered something Kanja had not anticipated. As they exited the shuttle, Milenka Krott was waiting for them, looking less than happy.
 

"Kare!" she said, surprised to see him in good condition. "How are you feeling?"
 

The man, somewhat confused, approached Milenka and hugged her, much to the surprise of both women. Kanja assumed he mistook her for the other half, since they looked identical. The larger woman let him do it, until something happened that caught them off guard. He unexpectedly lowered his hands and grabbed her buttocks. Instinctively, Milenka tried to push him off her, but he refused to let go.
 

"What the hell’s going on?" Milenka said when she managed to get him to let go.
"You don't have to be mad at him," Kanja said quickly. "Even though he looks fine now, he's not himself for the moment. He's completely lost his mind and doesn't know what he's doing..."
"Well, it seems to me he knows perfectly well," and after a brief reflection, "Could it be that he's confusing me with Issanka and...?"
“No, I don't think so,” Kanja lied. “When I was with them, he didn't behave like that, but his reactions are unpredictable.”
“Well…” Milenka seemed suspicious of what Kanja was telling her, but she chose to let it go. “Issanka has contacted me, and it seems you've helped her regain her sanity and return her to her place, for which I’m immensely grateful. I just hope this matter doesn't cause any more trouble and everything remains just an unpleasant anecdote.”
“Of course. I hope I can help this man, as was my original intention, and that everything returns to normal, which should never have been altered.”

Neither of them wanted the interview to drag on, and Kanja set about getting down to Lïmpa as quickly as possible. The presence of the commander also helped, ensuring they had priority in the first cabin to descend. Kare seemed even angrier at having been forcibly separated from the body he had been clinging to, but he remained silent. "It's better this way," Kanja thought, "let's see if he doesn't cause any trouble until I get the situation under control."
 

 

 

Kanja took him to the place where she usually spent her stays in Lïmpa, and he was unusually calm. This change in attitude was strange, because he was normally a real nuisance with his weird nonsense, but she decided that perhaps it was better to enjoy the peace his silence provided so she could prepare for her next step. And, although it took some convincing, she finally got him to lie down on the bed in the small room, and consequently, made him fall asleep, while she linked with the only person she thought might have a chance of recovering Kare's lost mind.
 

"Hi, Kolje, how are you?"

"Damn, Kanja! What the hell do you want now?"
 

Kanja laughed, feigning an innocence she did not feel.
 

"What a way you greet people!"
"I don't trust you. Both you and Niilja only care about someone when you need something and have no other way to get it. I mean, what do you want? Get to the point."
"Okay, I need your help, but I can't get it to you over the link."
"On top of that, you want to get me in trouble. You're hopeless..."
"Wait, don't dig in your heels before you know what it's about. When could I come visit you?"
"Depends on what you're trying to dump on me."
"It's something to do with your unique ability to understand how the mind works."
"Don't suck up to me. Are you trying to torture someone, or do something illegal with some poor wretch's brain?"
"Don't go overboard, Kolje. I'm not like Niilja..."
 

Then she regretted saying that; she should not have spoken that way about her half. What was happening to her? Kanja barely recognized herself. Was she becoming manipulative and inconsiderate toward everything that had been important to her until then? But she tried to convince herself that she had been living under stressful circumstances for too long and could not bring everything back to the balance that should reign in her life.
 

"Well," Kolje admitted reluctantly, "the truth is, I haven't met anyone like Niilja. I hope she's rotting in that hole with the bastards."
 

Kanja felt annoyed by those words, but she chose not to argue with the man, so as not to complicate matters further. For now, she had to put up with it and get what she needed from him.
 

"So, will you see me?" she asked.
"Okayyy. Come on, come early tomorrow and I'll make room for you. But I'm warning you, if I see I might get into trouble, I'll tell you to go to hell, you know?"
"Great, but I'm telling you in advance that I'll be accompanied by someone."
"I was afraid of that, and I'm sure he or she won't come willingly..."
"You're wrong."
"That, or it has no idea what it's getting into."
"It doesn't matter, you'll know tomorrow."
 

As she closed the link, Kanja thought that, in a way, Kolje had been right. Who was going to accompany her had no idea what was in store for him, although, at that moment, she could not have known either.

 

 

There was not much space in that room and she thought that being there with Kare, as his mind was, was going to be very tiresome and, until he was well, she could not afford taking him around Lïmpa and risking him making a scene. Therefore, she decided it was best to let him sleep through the afternoon and into the night, although she did not know what effect so much sleep might have on him. She spent the afternoon quietly, linked to the Community, engaging in relaxing activities she had not been able to enjoy in years, and when bedtime came, she wondered what she should do. Would she leave the bed for Kare and sleep in a chair, or on the floor? No, she was too tired because she had not slept a wink the night before, and she figured there was no harm in sleeping next to the man; he would not notice, and with how tired she was and the bed's sleep-inducing properties, neither would she. And, although she felt a little strange, she lay down next to Kare, facing away from him.

 

The next morning, she got a surprise. When she woke up, felt Kare pressed up against her, his hands on her breasts. 'What the hell is he doing?' she thought quickly. She hurriedly got up and saw that he must still be asleep. He could not be pretending, but she was a little confused. What if he had woken up without her noticing and…? She preferred not to think about it too much. But just in case, she took advantage of the fact that he still showed no signs of consciousness to clean herself up before he saw her. At that moment, she realized that their attitude could not be more different from their first times they spent together. Back then, he was the one who felt awkward in situations involving nudity, and she enjoyed making him blush on those occasions, whenever possible.
 

When she was done, Kanja decided to wake him. Kare seemed somewhat confused, but very relaxed, which was not surprising after more than sixteen hours of sleep. After breakfast, she took him by the hand and led him toward the crater building, where the hub of that society's power was located and where, in fact, Kolje was located. Along the way, Kare was looking around, surprised by the things he saw, unusual in his previous experiences. But, feeling so light as he walked, he started jumping around, like a child of five or younger. Kanja was getting nervous, thinking that everyone watching them was staring, which was actually true, and she tried to hold his hand tightly so that the silly things he was doing would not be too obvious. She tried to walk as quickly as she could, to shorten that moment of discomfort, and then he reacted in exactly the opposite way she had hoped. She began to feel a little tired from having to pull a strong adult who was resisting her movements, and she thought that at least it was a good thing they were in reduced gravity and the effort was less than if she had had to do the same thing on Earth, where it would probably have been impossible.
 

But her problems could only get worse. As they reached the base of the steep staircase leading to the enormous building they were headed for, he began to get scared and she found it increasingly difficult to pull him up. Kanja stopped, desperate, not knowing what to do anymore. She looked at him with a sad expression and sat down on the steps, putting her hands to her face. Kare stared at her, blankly.
 

"What's wrong with you?" he asked.
"No, what's wrong with you now?"
"Why? What did I do this time?"
"Why don't you want to come up?"
 

Kare looked up, his expression fearful.
 

“There are monsters up there. And they also have things that really hurt you. And they lock you up in white rooms where there's nothing. And you dream really strange things to drive you crazy. And there are women who aren't real but fool everyone by making them see things that aren't there. And…”
“Enough!” she shouted, making the people around turn to look at them. “Look, there's nothing you're talking about up there. We're just going to get them to help you.”
"It's true, I've seen it all myself..." And after a brief pause, "Help me? To what?"
"To help you become yourself again. Your true self."
"My true self? It doesn't exist anymore; it should have died a long time ago."
"Please don't say that. We must have hope..."
 

Then he recalled a passage from a conversation he had with Hiira in that same building.
 

"Happiness can’t be fully achieved without hope. And someone may get tired and bored of happiness but never of hope.”
 

She gaped at those philosophical words. Then Kare extended his hand.
 

"Come on, let's not wait any longer."
 

It was incredible how quickly he could radically change his mind with just a lucky combination of ideas. The problem was that you could not tell which stimulus would trigger a positive reaction or shut him down completely on anything that would provoke a negative attitude. But at that moment, she had to take advantage of the favorable circumstance and not dwell on the motives. She took his outstretched hand and stood up with a radiant smile.
 

"Come on, let's see who gets to the top first," Kanja suggested, thinking she felt the stares of those around them, although this time they did not do so.

***

 

Kolje was very surprised to see the character that was brought to him.
 

"Why don't you leave this poor man alone? You two are real witches! Besides, I don't want to have another confrontation with Azëna. I remind you, she's quite fond of this guy, and if she catches you doing any more of this dirty tricks, she'll cut off your ears."
"Wait, wait. I didn't do anything wrong to Kare. I don't know what you mean by those dirty tricks. I just want to help him, and I need you for that."
"You don't know what Niilja did to him? And you asked this guy? By the way, what the hell’s he doing?"
 

Kare was looking around like a fool, his expression somewhat fearful as he recalled the bad experiences he had had there, while he tried to hide behind Kanja.
 

"That's what I was trying to tell you. He's lost his mind, and I need you to try to get him back to normal. But what’s this you're telling me Niilja did to him?"
"What? Has he lost his mind? I hope you're not trying to blame me for that. I have absolutely nothing to do with it."
"I'm not going to blame you for anything. I know you're not responsible for this. And answer me, what did Niilja?"
"Is he so sick that he can't tell you, and neither can she, even though she's your half? My friend, you have a problem. But I'm not surprised she didn't snitch herself, because she went too far with this poor wretch. I'm so sorry about what he told me about living with her for two years. Is that true?"
"Let's see, Kolje, you're a pain in the ass. You never answer questions, and you always end up asking them yourself. Yes, he lived with Niilja for two years, under special circumstances that are forbidden to reveal, even though you're also at the USG. And now, will you finally tell me what Niilja did to him?"
"I shouldn't tell you, since she's your half, but I don't give a damn about your relationship either. Niilja brought him in in a terrible state: naked, bald, with a nasty wound on his face, and I think a few broken ribs. Azëna had ordered us to provide him with a temporary link, so the hair and clothing strips would take effect, treat his wounds, and perform a superficial probe. But your girlfriend got it into her head that he had an inhibitor and made me search everywhere for it, but we couldn't find it anywhere.”
"I don't believe a word you're saying..."
"Wait a minute, darling, that's not the worst of it. She was so frustrated that we couldn't find it that she used the intensifier to try to torture him believing he had it in him."
"I'm telling you, no!"
"And I tell you, yes. Besides, she set it to the maximum. I had to leave so I wouldn't get involved in her shit. When I came back, I found him almost dead. I was watching my days end in a bastards’ village, seriously mutilated. If this guy had died that day, I wouldn't have had a damn hole to hide in. And I don't know how this motherfucker managed to hold on, but apparently he kept mum. I was forced to overrule Niilja and do only what Azëna had ordered, because I couldn't risk her ending up killing this fucking bastard.”
"He's not a bastard."
"You're not telling me this guy is actually an Ancient, are you? I really can't believe that."
"You've traveled in the Machine yourself, I don't know why you can't believe that."
“My situation is different. I only come from the second century; and because I'm very valuable for understanding the human mind like no one else and being able to manipulate it. But from there to making me believe this guy comes from a millennium ago… I don't believe you can jump that far back. In fact, I don't think it's possible to jump to a time before the creation of the Machine itself.”
"Well, that doesn't matter now. What I need is for you to help Kare recover his mind."
"For that, I need to know how he got into this situation. It seems very strange to me that he's gone so crazy in so few days, if it's true that no one has tinkered in his head; apart from what we've been doing, of course."
"Listen. This has to stay strictly between us, because it's absolutely secret. It hasn't been just a few days since you last saw him. For him, it's been five years, and his memory of everything he experienced during the time he was in this era has been erased."
"Come on, Kanja! Don't tell me stories. I'm warning you, if you really want this guy to recover, you can't tell me just any old story. You need to be honest, or if we screw up, we could leave him like a sod."
 

Kanja did not say anything; she just looked at him very seriously, worried that the man would not agree to help.
 

"Don't tell me you're not lying to me! Fuck! He's been in another era and came back after five years? And they erased part of his memory? That could change everything."
"It's all absolutely true. And not only that, besides they altered the course of his life, changing his experience and, in turn, the timeline of everything around us."
"But... That could have made us disappear, right?"
"Apparently, not necessarily. If the timeline doesn't skew too far, there can be two overlapping realities, as long as there isn't too much tension between them."
"And how did he come back?"
"I had to go looking for him, and I've also spent the last five years on his trail, until I finally found him, in a pitiful state, sick and mentally unbalanced."
 

Kolje laughed, not believing what she was telling him, but when he saw Kanja's expression, his laughter froze.
 

"Don't fuck with me! Aren't you kidding me?"
"No, fuck! I'm telling you the fucking truth."
"Shit! This is serious..."
"But can you do something?"
"Let me think... Let's see, his mental state could be due to several things. On the one hand, you're telling me he's sick, what's that about?"
"You don't have to worry about that. Physically, he's already healed."
"Wow... So, how did that happen?"
"Have you ever been told you're too inquisitive?"
"Yes, especially your dear Niilja complains about that. It's obvious you're a match made in heaven..."
"Come on, don't give me that."
"Seriously, it's possible a physical illness caused some mental imbalance."
"He had a fairly advanced tumor, but it didn't affect his brain."
"And what was the procedure followed to cure it?"
"Stop going on and on, I don't think it has anything to do with his illness."
"Well, if an expert says so..."
"I can't tell you that, damn it! Think of something else."
"Well, it's likely that if he's experienced two divergent realities, a dissociation in his personality will occur. And that's hard to fix."
 

Kanja looked at him, very discouraged. The only option she was considering was proving to be very complicated.
 

"I've also had to live in two different realities, and it hasn't affected me."
"Are you sure? You're not exactly a paragon of sanity."
"Come on, don't be an asshole, this is serious..."
“Well, there's another option. Maybe it's because of that hypothetical memory wipe, but something doesn't add up. Normally, if someone's memory is erased and they're not manipulated further, the tendency is for them to repeat the events exactly as they did the first time, since the person is the same, and if the circumstances are identical, they should behave the same way.”
"But he didn't. And I witnessed it... Well, almost."
"Almost?"
"Don't ask. Trust me on that."
"Well, you're making it easy for me... I don't know if it will work, because no one has ever faced a case as complicated as this, but the only thing we can hold on to is trying to restore his memory as much as we can."
"So, how do you do that?"
"You're looking at a resourceful guy."
"Kare, right?" she said jokingly. "But you see how he is now."
"You're very funny, redhead. I don't know if you've realized how lucky you are. This guy had a recovery of what he had stored in his noggin for that nasty trial he acted as a witness in. You were there too..."
"Of course! And all his memories are saved?"
"Absolutely everything. A copy is made of everything in his head and stored for later analysis."
 

That could be a dangerous situation for Kanja. Anyone analyzing those data could find out what had happened between them. But she reflected that, in any case, Hiira, Azëna, and Freditt all knew about it and had overlooked it, and for that very reason, even if someone like Kolje found out, he would not be able to achieve much through blackmail.

Kolje arranged everything for the transfer of Kare's archived memories and approached the man, who reacted unexpectedly. Seeing the helmet-like device they were supposed to place on his head, he remembered it was similar to the one Niilja had used in that same room and violently refused to let them put it on him.
 

"No!!! Don't put that on me!" he cried desperately. "That hurts so much! One touch feels like your skin is being ripped off. I don't want it! I don't want it!"
 

It was impossible to get him to stay still. They tried to surround him, but he slipped away, jumped over tables and stretchers, and they could not subdue him. And when they did manage to grab him, the fight was violent, and all three were bruised from the blows they received in the fight. Eventually, Kanja was forced to resort to the technology she was carrying and attempted to knock him out, though she hated having to do it that way. Then, Kare fainted and collapsed.
 

"What the hell did you do to him?" Kolje asked.
"I had to take him down with the inhibitor."
"Fuck! You always take the easy way out, you bitches."
"Did you see yourself capable of stopping him any other way?"
"Well, honestly," the man replied, feeling a blow to his head.
"It doesn't matter. Start before he wakes up again."
"It's not possible. I need him to be conscious."
"Shit! Then we'll have to immobilize him. Help me lift him up and we'll strap him to the stretcher."
 

They proceeded in this way, holding his arms and legs. Kanja then woke him up, and at first he seemed disoriented, though calm. But then he recognized the place and stirred restlessly; and when he discovered he was tied up, he began to become more and more agitated, thrashing violently.
 

"Kare!" Kanja said, raising her voice, "It's okay. Calm down, and this will be over soon."
"Please don't do this to me!" he said, starting to sob. "I thought you loved me."
"Yes, I love you. And that's why I have to do this. We're not going to hurt you, really. It's just so you can heal. Trust me."
"Is that true?" Kolje asked. "Do you love him?"
 

Kanja looked at Kolje with a murderous expression. She took his arm and they walked away from Kare, out of earshot.
 

"Don't you realize I have to tell him what he wants to hear to calm him down?" she lied.
 

Kolje did not seem convinced by this getaway try and looked at her suspiciously.
 

"Come on, don't waste time and start the process as soon as possible, okay?" she asked impatiently.
"Well, I don't know if it'll work if he's in this altered state. He could get blocked, and the memory transfer could cause a fucking bad knot in his head..."
"Do you want to start now?" Kanja yelled at her. "If he manages to get free of the ties, this time it'll be you who have to stop him..."
"Okay, okay," Kolje said, moving forward with the device.
 

Kare was very scared and kept moving. Then Kanja started stroking his face to see if he would calm down, but it did not work. Then she came up with something that had worked for her on other occasions when he was fine. She planted a kiss on his mouth until he stopped moving. She could not help but prolong the moment a little longer and continued for a few seconds. She pulled away from him, and Kare stared at her, very still. Then she nudged Kolje, and he reacted, placing the device on Kare’s head and beginning the procedure.
 

“You’ve got some real persuasion techniques,” Kolje said after the process had been going on for a while. “Can I call you when I’m nervous, so you can calm me down like this?”
“Don’t even think about it, asshole.”
“Just as I thought, but I had to try… By the way, I have a feeling what you said to this guy is true, right?”
“Don’t get wrong,” Kanja responded defensively. “It was necessary at this moment. And even if it were true, it’s none of your business, okay?”
 

Kolje shrugged, but he had a pretty good idea about the matter, and it was not going to be easy to change his mind. A moment later, he removed the device from Kare's skull and set it aside.
 

"Is that it?" Kanja asked anxiously.
"The memory transfer is complete."
"So, do you think it worked?"
"I don't know... It's possible; but until we observe it, there's no way to know."
"So, do we untie him?"
"I guess we'll have to do it at some point."
"So, what are you waiting for?"
"No way. I don't want to be within six feet of him when you do this. This guy could really punch me, and I'm not going to let that happen."
"You coward!" Kanja said, cautiously approaching to untie Kare.
 

Kare just stared at the ceiling, motionless. When the ties were loosened, Kanja slowly helped him sit up, and he was sitting on the stretcher.
 

"Kare, honey," she said, then changed her tone, remembering that he resented being treated like a child, "do you know who I am?"
 

He looked at her calmly and waited for a moment.
 

"If he gets violent, you can give him another dose of tranquilizer," Kolje said from behind a makeshift parapet.
"Shut up, Kolje!" she said sulkily. "Kare, do you remember me?"
"Of course," he replied softly, "you're Kanja."
 

The smile on her face knew no bounds.
 

“I've always loved your smile, you know,” he continued.
“Yeah, sure, I know. And do you know where we are?”
“In Lïmpa, in that huge, tacky building…”
“Wow!” said Kolje. “This guy reasons better than I do…”
“How are you feeling?” asked Kanja, ignoring Kolje.
“A little dazed… What are you doing to me?” he asked, looking somewhat worried.
"You see," she continued, "you had a memory problem, and we had to restore the memories someone had erased from you..."
"I don't know if it's a good idea to explain too much right now," Kolje warned.
"So, what's the last thing you remember?" Kanja asked.
"I don't know..." He closed his eyes. "I'm very confused."
"Don't go too fast," Kolje continued, "let him get used to his new situation."
"Well, Kare," Kanja said, "shall we go home?"
 

The man did not answer. He just stood very still, staring into space.
 

"Kare?... Answer... Kare?" Kanja was very scared.
 

Kolje approached and ran his hand over Kare’s face with no apparent reaction. Then he lowered Kare’s lower eyelids slightly and examined his eyes carefully.
 

"See what I was saying? He's frozen. You can't rush someone in such a critical condition."
"So what do we do now?"
"I don't know. I guess we'll have to wait and see how he reacts. He'll have to stay here so I can study him closely."
"No way!" Kanja snapped. "He's not staying here with you."
"What are you saying? Are you crazy? Yes, crazier than he is, but you're hopeless."
"I'll take him right now, and I'll be the one watching him."
"Don't even think about it! You can render him useless forever. It's better if I..."
"I told you no!" she cried desperately. "I'll take him right now."
"Well, well..." Kolje responded to this unleashed reaction. "But only at your own risk, okay? Maybe there's nothing really wrong with him; I suppose he just needs a reference point, an anchor, so all his memories can fall back into place. Maybe this block only occurred because you asked him what the last thing he remembered was. Just let him process his condition, and he may gradually return to normal on his own, once he finds the stimulus that serves as a foundation for rebuilding his entire personality.”