El baño en el río y el posterior secado al sol de la tarde hicieron milagros en el ánimo maltrecho de Kare. No había comido en todo el día y el esfuerzo que había hecho era casi sobrehumano, pero se sintió bien consigo mismo. Regresó al poblado y consideró que lo primero que tenía que hacer era ir a ver cómo estaba Werimu. Se sorprendió un poco al verla calmada, aunque tenía la acostumbrada mirada triste pero, después de todo, ese era su aspecto habitual y no levantaría sospechas entre la gente del poblado. Ella le pidió que fuera a hablar con Loomi, porque estaba muy alterada con lo que había visto y muy preocupada, porque no se creía que Kare se encontraba bien. Estaba en el edificio donde vivían todos los niños, mientras el resto andaban vagabundeando de un lado a otro, como solían hacer. Cuando vio a Kare, la niña corrió a abrazarse a su cintura, llorando desconsoladamente. Él le dijo que no había sido nada y que no tenía que preocuparse.
–Mira –le dijo para ver si le levantaba el ánimo–, te he traído tu cinta del pelo. La he encontrado.
Pero, para mayor sorpresa, el llanto de la niña arreció. La dejó llorar un poco y luego la cogió con suavidad por la cara para que lo mirase a los ojos.
–Bueno, a ver, dime qué te pasa.
–Yo… –dijo todavía entre pucheros–, no tenía que haberlo hecho, pero tiré aposta la cinta, para tener una disculpa y poder ir a ver qué hacías. Entonces vi a ese hombre grande que también te espiaba. Yo quería llamar tu atención sin que el otro me viera pero, aunque busqué un sitio donde él no me podía ver y tú sí, y te hice gestos, estabas mirando esa piedra donde habías dibujado esas cosas tan raras, y no te dabas cuenta de que yo estaba allí. Entonces, te vi sonreír mucho y diste un salto y levantaste los brazos. Pensé que a lo mejor entonces podrías verme, pero no fue así. Te diste la vuelta y ese hombre te pegó. Me asusté mucho, pero tenía miedo de que me descubriese. Me alejé con mucho cuidado de no hacer ruido y, cuando estuve lo suficientemente lejos, corrí hasta aquí.
–Anda, no llores más. Es verdad que no estuvo muy bien que fueras a ver qué hacía pero, si no hubiera sido por eso, aquel hombre me podía haber hecho mucho daño, ¿sabes? Te has portado como una heroína, aunque quiero que me prometas una cosa.
Loomi abrió mucho los ojos.
–¿Qué quieres que te prometa? Y… ¿qué es una heroína?
–Ahora no importa eso, ya te lo contaré –dijo Kare, intentando aguantar la risa–. Quiero que me prometas que esto que ha pasado no se lo vas a contar absolutamente a nadie, ¿entendido?
–¿A nadie? ¿Ni siquiera a mis hermanos?
Kare supuso que, con lo de los hermanos, se refería a los demás niños de la colonia.
–Ni siquiera a ellos. Ya sabes, absolutamente a nadie, ¿vale?
La niña dudó un poco.
–Pero… Ya se lo conté a Werimu. ¿No tenía que haberlo hecho?
–Bueno, en ese momento sí; era lo que tenías que hacer. Pero me refiero a que, de ahora en adelante, esto es algo que tiene que quedar entre nosotros tres, ¿comprendes?
–Vale, pero el hombre grande también lo sabrá, ¿no?
–Por eso no te preocupes, el hombre grande se ha marchado y no volverá a molestarnos más.
–Y eso, ¿por qué? ¿Por qué se ha ido y a dónde?
–No importa, se ha ido y ya está. Y ahora, intenta olvidarte de todo esto y vete a jugar con tus hermanos –le dijo y le dio un beso en la cabeza–. Y no te olvides, ni una palabra a nadie, ¿eh?
Loomi sonrió intensamente y se marchó a la calle corriendo.
Afuera estaba Werimu, algo nerviosa por la posible reacción de la niña pero, al ver cómo salía corriendo sonriente, como si allí no hubiese pasado nada, su rostro se relajó considerablemente.
–¿Qué le has dicho? –preguntó.
–Nada, que no había pasado nada gracias a ella y que ya no tendríamos más problemas en adelante. También le he dicho que no diga nada a nadie.
–Tienes un asombroso poder de convicción, ¿sabes? Yo le conté lo mismo y no me hizo ni caso.
–Es que yo soy muy guapo…
Se sintió muy reconfortado al ver a su amiga recuperar la sonrisa, tras una situación tan traumática. Después, ella se percató de que él no había comido y le trajo una ración que había cogido en su ausencia. La devoró allí mismo, y decidió hablar, mientras comía, de nuevos proyectos para hacer con los niños e intentar que la cabeza de ambos estuviese ocupada en algo alegre, e intentar que la experiencia no les dejara huella.
Esa noche por fin pudo relajarse, sabiendo que no corría el peligro de verse asaltado y agredido en medio de la noche. Incluso pensó que hasta podía dejar sin echar el cerrojo en la puerta. Se congratuló mucho al no escuchar aquellos horribles golpes y gritos, que habían sido la tónica general de los últimos días. Supuso que los pobres prisioneros de la casa de la terraza inferior también agradecerían no recibir más visitas desagradables. Nunca deseó ningún mal a nadie, y mucho menos la muerte, pero lo sucedido había hecho un bien a muchos y no sentía ningún remordimiento por haberse deshecho de aquel indeseable que tanto daño había causado.
Sin embargo tuvo una pesadilla. En ella aparecía Akheio con la cabeza sangrando, que había entrado con toda facilidad en el refugio de Kare, porque él no había echado el cerrojo. Volvía a sentir su pestilente aliento y se disponía a violarlo y mutilarlo. Entonces, se despertó de golpe, sudando y con el corazón a punto de estallar. Supuso que, aunque de manera consciente se decía que lo que había sucedido era lo mejor que podía pasar, el subconsciente jugaba con él y le hacía purgar la culpa de lo sucedido. Pensó que estaba claro que con el subconsciente no se podía razonar e intentó volver a dormirse. Pero antes, también algo irracionalmente, se levantó y echó el cerrojo, por si acaso.
***
Los días siguientes fueron una auténtica bendición. El miedo se había volatilizado y Kare se había dedicado por completo a Werimu y los niños. Se sintió feliz al ver que ella recuperaba la alegría y que estaba disfrutando con todas las ocurrencias de aquel regalo caído del cielo que era Kare. A veces, incluso lo reñía en broma, diciéndole que era peor que los niños y que le había caído la maldición de tener que soportar a un crío mucho más grande y más difícil de manejar. Pero luego lo abrazaba fuerte y susurraba que no sabía qué hubiera sido de ella si él no hubiese aparecido.
Lo que fastidió un poco a Kare fue que no podía permitirse llevar a los niños de nuevo para darles más clases en la piedra de pizarra, que tanto les había gustado. Tuvo que inventarse mil excusas para quitarles la idea de la cabeza cada vez que le preguntaban cuándo iban a volver allí.
Entre los otros habitantes del poblado hubo muchas especulaciones sobre la repentina desaparición de Akheio. Aquello era muy extraño pero, a decir verdad, la gran mayoría se alegraba de que no estuviese por allí. Incluso, alguno comentó secretamente que a lo mejor se había encontrado por ahí con algún animal salvaje, o que había tenido algún accidente, y que sería una gran cosa si no volvía a aparecer. Pero todavía había algo que los preocupaba: la caseta de la terraza de abajo. Nadie sabía quiénes estaban allí, ni para qué. Se rumoreaba que dentro había dos vigilantes, de los hombres de negro que llegaron con ellos, y que nadie se podía acercar. El reparto de alimentos se hacía aparte del resto de la colonia y el único que podía saber algo era Ishvin pero, cuando algunos le preguntaron, él se encogía de hombros y, con su parquedad de palabras habitual, explicaba que solo se limitaba a dejar los suministros cerca de la puerta y se marchaba, tal como le habían ordenado que hiciera. Era de suponer que también a él le extrañase que el cacique del poblado no anduviera por allí, porque normalmente tenía que entrevistarse con él, pero tampoco se lo vio demasiado preocupado por su ausencia.
Una mañana, a Kare se le ocurrió enseñar a los niños a jugar al fútbol. Se había fabricado una pelota con trapos y les había explicado las normas principales, pero le costó un triunfo que se acordasen de las más importantes, o sea, que no podían tocar la pelota con las manos y que no tenían que dar patadas a los contrarios. Por supuesto, cuando él se metía en un partidillo, era el centro de las agresiones de los que estaban en el otro equipo y, a veces incluso de los suyos. Pero, en líneas generales, todo el poblado disfrutó con el invento de ese tipo tan original. Y, en medio de uno de esos partidos, se quedó muy sorprendido cuando vio entre los que miraban a alguien que no era del poblado. Dijo a los chicos que siguieran sin él y se dirigió hacia el recién llegado. Se extrañó muchísimo de que nadie se hubiese percatado de su presencia pero, desde luego, lo más llamativo era la identidad de aquel hombre.
–¿Qué haces aquí?¿Cómo me has localizado? –dijo con el aliento entrecortado y secándose el sudor.
–Ven, vamos a dar una vuelta.
Pasearon por la terraza intermedia, que era en la que vivía Kare.
–La situación es bastante grave –dijo Lashkii, que era el visitante sorpresa.
–¿Y tu acento? –preguntó Kare, sorprendido de no captar ninguno.
–¿Te digo que la situación es grave y solo te preocupas de mi acento?
–Bueno… Aquí todos dicen que soy un tipo muy peculiar.
–¡Y lo eres! –dijo Lashkii, soltando una carcajada–. Me alegro de verte tan bien, teniendo en cuenta dónde has acabado.
–Bueno, supongo que soy un tío que sabe adaptarse a las adversidades.
Entonces, el otro puso la cara seria.
–Habrás notado que han traído algunos prisioneros a este lugar.
–Sí, claro. No sé quiénes serán, ni qué habrán hecho pero, aunque me gustaría poder ayudarlos, no puedo hacer gran cosa.
–En parte, es por lo que he venido aquí.
–¿Qué quieres decir?
–Que los conoces y que tenemos que hacer lo posible por sacarlos de aquí.
–No comprendo nada… Toda la gente que conozco en esta era sé dónde está y ninguno aquí. Bueno, salvo los que ya vivían en este agujero antes de que yo llegara, claro.
–¿Quién te ha dicho que son de esta era?
Kare se detuvo en seco y se quedó sin palabras. Luego, recordó algo que se le había olvidado por las emociones intensas de los últimos días.
–¡Mierda! –dijo– ¡Uno de ellos es Ofjaei! Pero, ¿quiénes son los otros?
Lashkii sonrió irónicamente.
–¡Ah! ¿Has visto a Ofjaei?
–Sí, lo vi un día en la ciudad. Huía de los agentes de seguridad, se chocó conmigo y rodamos por el suelo. No tuvimos tiempo de hablar, solo me preguntó si también me habían cogido. Pero enseguida huyó de nuevo y lo capturaron después de tener un accidente y romperse la cara con una barandilla. No pude saber dónde lo habían llevado… Hasta ahora, supongo.
–Supones mal –dijo Lashkii.
Llegaron a la puerta del albergue de Kare y lo invitó a entrar, pero el otro dijo que prefería quedarse fuera y se sentó con precaución en una piedra que había delante de la entrada.
–¿Puedes explicarme qué coño está pasando? –inquirió Kare–. Cada vez entiendo menos.
–Los tíos que están recluidos en ese tugurio son nuestros colegas del foro del viaje en el tiempo. Solo faltamos tú, yo… Y Ofjaei.
–¿Qué? ¡Pero si yo lo vi, y se lo llevaron detenido!
–Se podría decir que lo de Ofjaei fue solo un pequeño imprevisto, un ataque de pánico que hizo que se saltase las normas.
–¿Puedes hacer el favor de no ser tan críptico y hablarme con claridad?
–Lo que quiero decir es que Ofjaei es un colaborador y ha traicionado a nuestros compañeros. Y hay algo más, que supongo que no te va a gustar.
–¿Colaborador? ¿De quién?
–Sabes que hay gente aquí que está deseando echar mano al mecanismo del viaje en el tiempo. Han secuestrado a todos los compañeros para que consigan juntar sus cerebros y lograrlo, sea como sea. Solo estamos fuera tú y yo, pero por distintos motivos. Primero fuiste tú, y te quisieron convencer para que colaborases por las buenas, mediante esa preciosa pelirroja que te trajo.
–¿Sabes lo de Kanja? –dijo Kare sobresaltado.
–Yo estoy al tanto de muchas cosas que nadie conoce, y tu asunto es una de esas cosas. Pero déjame seguir. Algo salió mal contigo y de pronto desapareciste sin dejar ni rastro. Esto empezó a poner a mucha gente nerviosa. Intentaron buscarte por todos los medios, pero no se les ocurrió buscarte en la mismísima boca del lobo: aquí. La verdad es que no sé si tienes una inteligencia fuera de lo normal o una suerte desmesurada.
–Ni una cosa ni otra –reconoció Kare–, pero en este caso es la segunda. La verdad es que no me escondí aquí, solo fueron las circunstancias las que me trajeron.
–Ya lo suponía, no te ofendas –dijo Lashkii sonriendo–. Entonces enviaron agentes a capturar al resto de miembros del foro, excepto a Ofjaei, con quien ya habían estado en contacto antes de que tu vinieses. Y lo peor para ti es que la intentona de tu pelirroja es la segunda y…
–Te refieres a mi exmujer, ¿no? –interrumpió Kare.
–¡Vaya!, ya veo que te has enterado.
–Sí, me la encontré en este tiempo por accidente. Resultó ser la pareja de Kanja, mi pelirroja, como dices tú.
–Pero hay algo más que no creo que te guste…
–Ya lo dijiste antes, pero creo que a estas alturas estoy curado de espantos.
–Como quieras. El contacto que captó la colaboración de Ofjaei fue tu exmujer.
–¡Neila!, o Niilja, como se llama ahora.
–Sí y, no te enfades, ya estuvieron juntos mientras estabas casado con ella.
Kare se echó las manos a la cara.
–¡Qué hija de puta! ¡Me estaba poniendo los cuernos con ese gilipollas!
–Desde entonces, colaboran en todo este enredo. Alguien quiso al principio que vinieras con el resto de los secuestrados, pero hubo diferencia de pareceres respecto a eso. Niilja y Ofjaei pensaban que tú no tenías ningún valor para lograr su objetivo, aunque hubo mentes más perspicaces que pensaron que en realidad tú eras la clave. Por eso, intentaron que colaborases por iniciativa propia.
–Ya, y me cogieron por los huevos con Kanja, ya que Niilja no había podido conseguirlo antes de la misma manera. Y, ¿qué pasó con Ofjaei para que yo lo viera huir de esa manera?
–Vino aquí, a ver si podía infiltrarse entre los compañeros, para que tirasen del carro, pero se asustó cuando vio que eran maltratados y violados por un tipo al que conocerás.
–Sí, Akheio. También lo intentó varias veces conmigo.
–Ofjaei tuvo un ataque de escrúpulos, o de pánico, o vete a saber qué, y se escapó en un descuido de los vigilantes. Hubo un movimiento general para capturarlo y lo lograron. Entonces, después de que Niilja consiguiera hacerlo entrar en razón, él les contó que te había visto en la ciudad. Desde entonces, la búsqueda del hombre se centra en ti, pero lo están haciendo en la ciudad, en el sector de los Ciudadanos. Sin embargo, se ha complicado más el asunto, porque el tipo ése, Akheio, ha desaparecido y nadie sabe tampoco dónde puede estar y las miradas están volviéndose hacia aquí, por lo que tienes que andarte con mucho ojo.
–Y, si ellos no saben dónde estoy, ¿cómo me has localizado tú?
–Tienes que comprender cómo funciona esta era. Todo está controlado por una serie de IA que hacen que los humanos tengan una visión distorsionada de la realidad.
–La conexión a la Comunidad de Mentes, ¿no?
–No es solo eso… Esa es solo parte de la realidad, pero déjame que te cuente las cosas en orden. Como tal vez te habrás enterado, hay tres castas. Los Elegidos, que viven en la Luna, los Aspirantes, que están en la lista de espera para llegar a Elegidos, por decirlo así, y los Ciudadanos, que son más parecidos a la gente normal como tú la reconocerías. Bueno, hay una cuarta categoría, que podríamos llamar de los Bastardos, la gente que está fuera de la Comunidad y que acaban en sitios como éste. Cuanto más alto estés en ese organigrama, las IA te protegen más, y proporcionan un mundo más placentero, pero nadie, na-die –recalcó–, está fuera de su influencia.
–¿Quieres decir que, hasta aquí, la visión de la realidad está distorsionada?
–Efectivamente. Lo que ves no es real, es lo que las IA hacen para protegerte de la realidad.
–¿A qué te refieres? –preguntó Kare nervioso.
–Es mejor que lo veas personalmente –y le mostró una mano abierta.
Al principio Kare no sabía qué se proponía Lashkii pero luego se acordó de los dispositivos miniaturizados, como el Babelfish que llevaba en su oído. Se acercó a la mano tendida y buscó el aparato, que apareció en medio de la palma, y lo cogió con cautela.
–¿Dónde se pone esto? –preguntó.
–Donde quieras, pero es mejor que te lo pongas donde sea más difícil de localizar.
Kare pensó que, si lo ponía al lado del Babelfish, tal vez alguien que buscase allí, pensaría que se trataba de un único aparato. Al ponérselo, Lashkii se rio.
–Eres un tío muy listo. Pareces inofensivo pero tienes un demonio dentro.
Pero entonces, lo que vio Kare le quitó las ganas de bromear. La apariencia de su entorno se volvió deprimente. Aquellas calles, que le habían parecido muy limpias y ordenadas, se presentaron ante él como un caos abrumador y mugriento. Y, cuando miró hacia donde se solían reunir los robots limpiadores, casi no pudo contener las ganas de vomitar. No eran robots limpiadores, ¡eran ratas! Ratas enormes que campaban a sus anchas en un paraíso de basura, ante la mirada complaciente de los habitantes del lugar. Le dieron escalofríos al pensar que habitualmente eran el objeto de los juegos de los niños, en la colonia y en la ciudad. Miró con suma preocupación a Lashkii y vio que su cara estaba muy seria y triste.
–¿Cómo puede ser esto así? ¿Por qué? –preguntó Kare con desesperación.
–Es difícil de entender, pero el problema es que la civilización que se consiguió al principio de la Era de la Nueva Luz se basaba fuertemente en el bienestar que podía lograrse con la ayuda y control de las IA. Pero esa situación produjo un efecto muy negativo. La sociedad fue decayendo con el paso de las generaciones y se sostenía casi automáticamente, gobernada por las IA como una madre que sobreprotege a sus hijos. Los humanos perdieron el impulso vital porque tenían todas sus necesidades cubiertas. Y, aunque el nivel de la ingeniería de aquella época era inmenso, nada puede durar para siempre. Y, cuando las cosas empezaron a fallar y no había nadie que reparase los defectos, la IA se vio incapacitada para corregir todos los fallos. Poco a poco, los robots que podían arreglar las cosas fueron cayendo; pero la reacción de las IA fue estúpida. Para que no sufras, te engaño haciendo que lo veas todo de color de rosa.
–¡Es un maldito desastre! Pero, ¿nadie puede estar al tanto de lo que pasa para despertar a la Humanidad?
–Es más complicado que eso. Hay algo que tal vez te hayas preguntado. ¿Qué pintan las castas en este montaje?
–Efectivamente, no sé qué tienen de bueno los Elegidos para que los Aspirantes sueñen con llegar allí.
–Los Elegidos están aislados del resto de los humanos por una cuestión muy simple. Son diferentes a los demás.
–¿Diferentes? ¿En qué sentido?
–Prácticamente son inmortales.
–¿Qué? O sea, ¿cómo?
–En la explosión de la civilización en el primer siglo, además de la ingeniería, se llegó a un desarrollo parejo de otras ciencias, como podrás haber imaginado. Y con la ayuda de las IA, se llegó a un mecanismo de regeneración celular que convierte, a los que reciben un tratamiento genético, en individuos siempre jóvenes, siempre en plenitud de facultades; como te dije, prácticamente inmortales. Se recluyeron en la Luna, en la colonia de Lïmpa, y establecieron allí una sociedad cerrada que tiene normas muy estrictas, para que no se les acabe el chollo. Ellos controlan el comportamiento de las IA y lo que pasa aquí abajo les importa relativamente poco.
–Y deduzco que se creen que son dioses por ello, ¿no? Igual que los dioses del Olimpo.
–De verdad que eres muy perspicaz. Una sociedad en la que casi no hay muertes no se puede permitir el lujo de que el número de integrantes aumente. Solo muy de vez en cuando permiten que algún Aspirante se convierta en Elegido. Y les prometen que subirán allí si logran lo que les piden, por muy difícil que sea.
–Y por eso, las relaciones heterosexuales están prohibidas entre los Aspirantes y supongo que entre los Elegidos.
–Así es. Entre los Elegidos tiene que haber un control muy férreo de la población, está claro, pero uno de los mayores gozos de los animales, especialmente de los humanos, es el sexo, por lo que la única manera de darle salida es con la homosexualidad. Y con los Aspirantes, la idea es que se acostumbren a que es lo correcto, si quieren llegar a ser “dioses inmortales”, tienen que tener esa tendencia metida en la cabeza desde que nacen. Por eso los crean artificialmente, con sus genes escogidos minuciosamente, en parejas del mismo sexo, que forman parejas sentimentales unidas para siempre.
–Sí, esa historia ya me la han contado. Y ahora que me doy cuenta, la forma educada de presentación entre desconocidos, también debe estar relacionada, ¿no?
–¡Vaya! Ya veo que te ha causado impresión. Eso surgió por una situación en la que un varón se hizo pasar por mujer en Lïmpa y se lo pasó muy bien allí. Desde entonces, se hace ese gesto de tocar los genitales para asegurarse de qué documentación llevas.
–Y, ¿por qué no recurren a la infertilidad? Sería más sencillo.
–No les interesa, por si fuera necesario que se formase el núcleo de una nueva colonia en otro lugar, o pasara algo imprevisto y tuviesen que empezar de nuevo. Necesitan gente fértil y con genes perfectos, aunque variados. Por eso, verás distintas razas y otras características mezcladas, pero todas con el mismo objetivo. Además, también se juega con el miedo a perder lo que deseas si cometes un desliz; es una herramienta de persuasión muy efectiva.
–Entiendo pero, con toda esta explicación, aún no me has dicho cómo me has localizado.
–Cierto, pero quería que primero supieses cómo está controlado todo por las IA. La forma en la que les resulta más fácil controlar a la población es mediante la conexión mental, pero la tuya dejó de funcionar repentinamente. Sin embargo, hay un nivel más profundo; cualquier dispositivo tecnológico que lleves encima dejará una huella por la que podrás ser rastreado.
–Pero yo no llevo nada que… ¡Mierda!, sí lo llevo, ¡El Babelfish! Y, por eso, también te entiendo sin que me parezca oír ningún acento fuerte cuando hablas. Pero, si me están buscando y tú me has localizado, ¿por qué no han llegado ellos primero?
–Se podría decir que te he estado protegiendo. Yo tengo la capacidad de introducirme en los vericuetos del sistema y dejar pistas falsas, borrar los datos que me interesen y, aunque detectan que hay alguien aquí que no está controlado, he procurado que las IA no te asocien con ese individuo. Pero no sé cuánto tiempo más voy a ser capaz de ocultar tu rastro.
–Y este cacharro que me has dado ahora y que me ha hecho ver las cosas feas de este mundo, ¿en qué me puede afectar?
–Aparte de eliminar la distorsión que hace la IA sobre tus sentidos, introduce en tu señal mental, algo como un ruido de fondo, para que lo entiendas, y además puedes lograr que no te controlen mentalmente con otros dispositivos que doblan tu voluntad a la de otros e, incluso puedes llegar a proporcionarles pistas falsas, en el caso de que te capturen y te interroguen, aunque esperemos no llegar a ese caso.
–¿Qué pistas falsas?
–Como te acabo de decir, existen unos dispositivos que te pueden leer la mente y también lograr que hagas lo que quieran.
–Sí, lo recuerdo, Kanja lo estuvo utilizando conmigo cuando me puse terco con ella.
–¿Sabes cuál es la única manera de ganarle a un tramposo?
–Si, haciendo trampas mejor que él.
–Muy listo. Pues con este otro dispositivo que te he dado, puedes hacer que lo que ellos perciban se acomode a lo que tú quieres que ellos vean. Es la mentira perfecta, pero en lugar de una mentira con palabras, es una mentira de pensamiento. Por supuesto, no deben enterarse de que dispones de ese aparato o te tendrían a su merced.
–Y, ¿también es por eso por lo que hace un rato los otros miembros del poblado no se extrañaron de tu presencia aquí?
–Así es. Se puede controlar también la presencia que los demás perciben de ti.
–Claro, por eso cuando vi a Niilja por primera vez al llegar a este tiempo, no la reconocí enseguida, estaba físicamente muy cambiada. Aunque tenía tantas similitudes con la mujer con la que estuve casado dos años, que no tardé mucho en saber quién era en realidad.
Kare se quedó un rato en silencio, pensando acerca del bombazo que le había tirado Lashkii. Éste lo dejó reflexionar un poco, pero tampoco podía dejar pasar demasiado tiempo.
–Tenemos que ponernos en marcha. Tienes que venir conmigo y trazaremos un plan para liberar a nuestros compañeros. En principio no debería costarnos demasiado, pero no podemos dejar ningún cabo suelto, porque no nos podemos permitir fallos. Luego os ayudaré a que volváis a vuestra era.
Kare lo miró a los ojos y negó lentamente con la cabeza.
–No puedo irme contigo.
–¿Por qué? ¿Estás loco? –dijo Lashkii con los ojos fuera de las órbitas.
–No puedo alejarme de aquí en este momento.
–¿Es por la pelirroja? ¿No te das cuenta de que te ha estado utilizando para convertirse en una Elegida?
–No, no es por Kanja. Es por esta gente, por los bastardos. No puedo volver a dejarlos, ahora que he visto en qué miseria viven y sin que sean conscientes de ello.
–Pero en la Historia siempre ha habido lugares míseros como éste. No puedes detener la miseria y las injusticias en todos los lugares y en todos los tiempos.
–No, es cierto que no puedo. Pero esta gente en concreto me ha acogido como uno de los suyos sin hacerme ninguna pregunta. Me han salvado la vida y la dignidad cuando estaba perdido. No puedo abandonarlos ahora a su suerte, cuando empezaba a acariciar incluso la idea de quedarme aquí para siempre y no regresar a mi época.
–¡Pero eso es imposible! ¡No se puede alterar el pasado! Si tú no vuelves, se alteran los sucesos en tu era y las consecuencias pueden ser impredecibles.
–No creo que me echen mucho de menos en mi tiempo. No tengo familia cercana, solo tengo una persona a la que pueda llamar amigo y puede vivir perfectamente sin mí. Y no sé si alguna vez volveré a confiar en una mujer que eventualmente me pudiera dar algún hijo. La verdad es que no sé si mi presencia en aquella época tiene algún sentido.
Lashkii miró al suelo reflexionando profundamente. Luchó para encontrar cómo convencerlo de que desistiera de su locura, pero luego lo miró fijamente un rato.
–¿Te das cuenta de que podría utilizar mi tecnología para convencerte y llevarte a la fuerza, y que a ti te parecería estupendo?
–Supongo que sí –respondió Kare, encogiendo los hombros–, pero también supongo que, si me lo estás contando, es porque no tienes intención de hacerlo.
Lashkii se rio estruendosamente.
–¡Eres un tipo genial! Nunca me encontré a nadie igual –hizo una pausa, sonriendo–. Está bien, es tu vida y tu decisión pero, aunque intentaré protegerte todo lo que pueda, sabes que al final te descubrirán y te obligarán a que les entregues el secreto del viaje en el tiempo. Eres un tipo extraordinariamente listo y espero que el instrumento que te he dado te ayude a engañarlos, pero no te confíes. Estás enfrentándote a IA que han sido autoconscientes desde hace siglos y no son fáciles de burlar. Hasta a mí me cuesta, y tengo muchas horas de vuelo, como decís en tu época.
Le dio un abrazo fuerte.
–Si cambias de opinión, me enteraré y vendré por ti, pero no tienes mucho tiempo. Hasta la vista, amigo.
–Hasta la vista.
Y, cuando Lashkii se dio la vuelta, Kare le dijo:
–Por cierto, muy bueno el truco del cuarto teorema. Nos ha tenido en jaque a todos.
Lashkii volvió a reírse con ganas y se volvió hacia él.
–Siempre he pensado que eras el tipo más brillante del grupo, y me lo acabas de confirmar. ¿Cómo te diste cuenta?
–La falsa demostración de la imposibilidad del viaje en el tiempo era incontestable. Pero los hechos la contradecían, por lo que solo cabía la posibilidad de que las presuposiciones que la sostenían tenían que fallar en algo.
–Y te acordaste de que el cuarto teorema te olió a chamusquina desde la primera vez que lo viste, ¿no? Eres un maldito genio, era muy difícil de detectar.
–No es eso. Es que alguien que está muy por detrás del resto en capacidades, puede darse cuenta más fácilmente de los errores de principiante, precisamente porque están justo a su nivel.
–No, amigo mío. Es una pena que no hayamos podido trabajar juntos. Habríamos hecho cosas muy grandes, te lo aseguro. ¡Cuídate mucho!
Y se marchó caminando sin mirar atrás.
“Look,” he said to see if it would lift her spirits, "I've brought you your hair ribbon. I’ve found it.”
But, to his greater surprise, the girl's crying intensified. He let her cry a little and then gently grabbed her by the chin so that she looked into his eyes.
“Well, let's see, tell me what's wrong with you.”
"I...,” she said still pouting, “I shouldn't have done it, but I intentionally threw the ribbon, to have an excuse to be able to see what you were doing. Then I saw that big man who was also spying on you. I wanted to get your attention without the other man seeing me but, although I looked for a place where he couldn’t see me and you could, and I made gestures to you, you were looking at that stone where you’d drawn those strange things, and you didn’t realize that I was there. Then, I saw you smile a lot and you jumped and raised your arms. I thought maybe then you could see me, but you didn't. You turned around and that man hit you. I was very scared, but I was afraid that he would discover me. I walked away very careful not to make noise and, when I was far away enough, I ran here.”
“Come on, don't cry anymore. It's true that it wasn't good from you to go to see what I was doing, but if it hadn't been for that, that man could’ve hurt me a lot, you know? You’ve behaved like a heroine, even though I want you to promise me one thing.”
Loomi's eyes widened.
“What do you want me to promise you? And… what’s a heroine?”
“That doesn't matter now, I'll tell you later.” Kare said, trying to hold back his laugh. “I want you to promise me that you’re not going to tell absolutely anyone what has happened. Got it?”
“No one? Not even my siblings?”
Kare assumed that by ‘siblings’ she meant the other children in the colony.
“Not even them. You know, absolutely no one, okay?”
The girl hesitated a bit.
“But... I've already told Werimu. Shouldn't I have done it?”
“Well, at that moment you should; it was what you had to do. But I mean, from now on, this is something that has to be kept among the three of us, you know?”
"Okay, but the big man will know too, won't he?"
“Don't worry about that, the big man’s left and won't bother us anymore.”
"Why’s that? Why’s he gone and where?”
“It doesn't matter, he's gone and that's it. And now, try to forget about all this and go play with your siblings.” He said and kissed her on the head. “And don't forget, not a word to anyone, huh?”
Loomi smiled brightly and ran to the street.
Outside was Werimu, somewhat worried about the possible reaction of the girl but, seeing how she ran smiling, as if nothing had happened, her face relaxed considerably.
“What’ve you told her?” Werimu asked.
“I told her that nothing had happened thanks to her and that we won’t have more problems from now on. I’ve also told her not to say anything to anyone.”
“You have an amazing power of persuasion, you know? I told her the same thing and she ignored me.”
“I'm so handsome...”
Kare felt very comforted to see his friend regain her smile, after such a traumatic situation. Afterwards, Werimu realized that he had not eaten and brought him a ration that she had taken in his absence. He gobbled it up right there, and decided to talk, while eating, about new projects to do with the children to try to keep their heads busy in something joyful, and try not to let the experience leave an imprint on them.
That night he was finally able to relax, knowing that he was not in danger of being assaulted in the middle of the night. He thought that he could even leave the door unlocked. He was very pleased not to hear those horrible blows and screams, which had been the general tone of the last few days. He guessed that the poor prisoners in the lower terrace house would also be grateful not to receive any more unpleasant visitors. He never wished any evil to anyone, let alone death, but what had happened had done good to many and he felt no remorse for having gotten rid of that rotter who had caused so much harm.
However, he had a nightmare. In it, he saw Akheio with his head bleeding, who had easily entered Kare's shelter, because he had not locked the door. Kare felt the guy’s foul breath again and was about to rape and mutilate him. Then, Kare woke up suddenly, sweating and with the heart in his mouth. He assumed that, although he consciously told himself that what had happened was the best thing that could happen, his subconscious was playing with him and made him purge the guilt of what happened. He thought it was clear that you could not reason with the subconscious and tried to get back to sleep. But first, also somewhat irrationally, he got up and slid the bolt, just in case.
The following days were a true blessing. Fear had vanished and Kare devoted himself entirely to Werimu and the children. He was happy to see that she regained her joy and that she was enjoying all the crazy ideas of that gift from heaven that was Kare. Sometimes she even jokingly admonished him saying that he was worse than the children and that she had been cursed to have to put up with a much bigger and more difficult to handle child. But then she would hug him tightly and whisper that she did not know what would have become of her if he had not shown up.
What annoyed Kare a bit was that he could not afford to take the children for more lessons on the slate stone, which they had liked so much. He had to make up a thousand excuses to get the idea out of their heads every time they asked him when they were going to go there again.
There was much speculation among the other villagers about Akheio's sudden disappearance. That was very strange but, to tell the truth, the vast majority were glad that he was not around. Some even secretly commented that maybe he had met some wild animal out there, or that he had had an accident, and that it would be a great thing if he did not come back again. But there was still something that worried them: the hut on the terrace below. No one knew who was there or why. It was rumored that inside were two guards, from the men in black who arrived with them, and that no one could get close. The distribution of food was done separately from the rest of the colony and the only one who could know anything was Ishvin, but when some asked him, he shrugged and, with his usual brevity, explained that he just put the supplies near the door and left, just as he had been instructed to do. Presumably, he was also surprised that the village petty tyrant was not around, because Ishvin normally had to meet with him, but seemed not too worried about his absence either.
One morning Kare came up with the idea of showing the children how to play soccer. He had made a ball out of rags and explained the main rules, but he had a terrible time for them to remember the most important ones, that is, that they could not touch the ball with their hands and that they did not have to kick the opponents. Of course, when he got into a match, he was the target of the attacks from those on the other team and sometimes even his own. But, in general, the whole village enjoyed the invention of that peculiar guy. And in the middle of one of those games, he was very surprised when he saw, among those who watched, someone who was not from the village. Kare told the kids to continue without him and headed towards the newcomer. He was very surprised that no one had noticed his presence but, of course, the most striking thing was the identity of that man.
“What are you doing here? How did you find me?” Kare said, gasping for breath and wiping sweat.
“Come, let's go for a walk.”
They strolled through the middle terrace, which was where Kare lived.
“The situation is quite serious.” Said Lashkii, who was the fleeting visitor.
“Where’s your accent?” Kare asked, surprised to catch none.
“Do I tell you that the situation is serious and you only care about my accent?”
“Well... Everyone here says I'm a very peculiar guy.”
“And you are!” Lashkii said laughing out loud. “Glad to see you doing so well, considering where you've ended up.”
“Well, I guess I'm a guy who knows how to adapt to adversity.”
Then Lashkii made a serious face.
“You may have noticed that they’ve brought some prisoners to this place.”
“Yes, of course. I don't know who they are or what they’ve done, but though I wish I could help them, there’s not much I can do.”
“Partly that's why I came here.”
“What do you mean?”
“You know them and we have to do everything we can to get them out of here.”
“I don't understand anything... I know where all the acquainted people in this era are and none are here. Well, except for those who already lived in this hole before I got here, of course.”
“Who told you that they’re from this era?”
Kare stopped suddenly and got speechless. Then he remembered something he had forgotten because of the intense emotions of the last few days.
“Shit! One of them is Ofjaei! But who are the others?”
Lashkii smiled wryly.
“Oh! Have you seen Ofjaei?”
“Yes, I saw him one day in the city. He was running away from the security agents, bumped into me and we rolled on the ground. We didn't have time to talk, he just asked me if they had caught me too. But he quickly fled again and was captured after having an accident and hitting his face with a walkway railing. I couldn't figure out where they had taken him... Until now, I guess.”
“Wrong guess.” Lashkii said.
They arrived at the door of Kare's shelter and he invited Lashkii in, but the man said he preferred to stay outside and sat cautiously on a stone in front of the entrance.
“Can you explain to me what the hell’s going on?” Kare asked. “I understand less and less.”
“The guys who are confined to that shack are our colleagues from the time travel forum. They’re all there but you, me... And Ofjaei.”
“What? But I did see him, and they took him away!”
“You can say that Ofjaei's was just a small unforeseen event, a panic attack that made him break the rules.”
“Can you please not be so cryptic and speak clearly to me?”
“What I want to say is that Ofjaei is a collaborator and has betrayed our colleagues. And there's something else, which I guess you won’t like.”
“Collaborator? With whom?”
"You know there are people here who are eager to get their hands on the time travel mechanism. They’ve kidnapped all our colleagues so that they can put their brains together and achieve it, however it may be. Only you and I are out, but for different reasons. First it was you, and they wanted to convince you to collaborate willingly, through that beautiful redhead who brought you.”
“Do you know about Kanja?” Kare said startled.
“I’m aware of many things that nobody knows, and your affair’s one of those things. But let me go on. Something went wrong with you and suddenly you disappeared without a trace. This started to make a lot of people nervous. They tried to look for you by all means, but it didn’t occur to them to look for you in the very lion’s den: here. The truth’s that I don’t know if you have an unusual intelligence or an excessive luck.”
“Neither one thing nor the other,” Kare conceded, "but in this case it’s the second. The truth is that I didn’t hide here, it was only the circumstances that brought me.”
“I already assumed it, don't be offended.” Lashkii said, smiling. “They then sent agents to capture the rest of the forum members, except Ofjaei, with whom they’d already been in contact before you came. And the worst thing for you is that your redhead's attempt is the second and...”
“You mean my ex-wife, don't you?” Kare interrupted.
“Wow, I see you've found out.”
“Yes, I found her at this time by accident. She turned out to be Kanja's girlfriend, my redhead’s, as you say.”
“But there's something else I don't think you’ll like...”
“You said it before, but I think at this point I'm already over it.”
“As you like. The contact who caught Ofjaei's collaboration was your ex-wife.”
“Neila! Or Niilja, as she’s called now.”
“Yes and, don't get mad, they were already together while you were married to her.”
Kare raised his hands to his face.
“What a damn bitch! She was cheating on me with that asshole!”
“Since then they collaborate in all this muddle. At first someone wanted you to be brought with the rest, kidnapped, but there were differences of opinion about that. Niilja and Ofjaei thought that you were worthless to achieve their goal, although there were more insightful minds who thought that you were actually the key. That's why they tried to get you to collaborate on your own initiative.”
“Yeah, and Kanja brought me by the balls, since Niilja hadn’t been able to get it before in the same way… But, what happened to Ofjaei so that I saw him flee that way?”
“He came here, to see if he could infiltrate among our colleagues, so that they would pull together, but he got scared when he saw that they were mistreated and raped by a guy you may know.”
“Yes, Akheio. He also tried the same thing several times on me.”
“Ofjaei had a fit of scruples, or panic, or who knows what, and ran away in a moment of distraction of the guards. There was a general mobilization to capture him and it was successful. Then, after Niilja managed to make him come to his senses, Ofjaei told them that he had seen you in the city. Since then the man’s search is focused on you, but they’re doing it in the city, in the Citizens' sector. However, the matter has become more complicated, because that guy, Akheio, has disappeared and nobody knows where he can be and the eyes are turning here, so you have to be very careful.”
“But if they don't know where I am, how did you find me?”
“You have to understand how this era works. Everything’s controlled by a series of AIs that make humans have a distorted view of reality.”
“The link to the Community of Minds, right?”
“It's not only that... That's just part of the whole truth, but let me tell you things in order. As you may have learned, there are three castes. The Chosen Ones, who live on the Moon, the Aspirants, who are, so to speak, on the waiting list to become Chosen Ones and the Citizens, who are more like normal people as you would recognize them. Well, there’s a fourth category, which we could call the Bastards, the people who are outside the Community and who end up in places like this. The higher you are on that organizational chart, the more the AIs protect you, and provide a more pleasant world, but no one, no-one,” he stressed, “is out of their influence.”
“Do you mean that, even here, the vision of reality is distorted?”
“Indeed. What you see isn't real, it's what AIs do to protect you from reality.”
“What are you talking about?” Kare asked concerned.
“It’s better that you see it by yourself.” And he showed him an open hand.
At first Kare did not know what Lashkii was up to, but then he remembered the miniaturized devices, such as the Babelfish he had in his ear. He approached the outstretched hand and looked for the device, which appeared in the middle of the palm, and took it cautiously.
“Where do I put this?” He asked.
“Wherever you want, but it’s better that you put it where it’s more difficult to locate.”
Kare thought that if he put it next to the Babelfish maybe, someone looking there, would think that it was a single device. Putting it on, Lashkii laughed.
“You’re a very smart guy. You seem harmless but you have a demon inside.”
But then, what Kare saw put him off joking. The appearance of his surroundings became depressing. Those streets, which had seemed very clean and tidy to him, now appeared as an overwhelming and filthy chaos. And, when he looked at where the cleaning robots used to gather, he could hardly contain the urge to vomit. They were not cleaning robots, they were rats! Huge rats that roamed freely in a paradise of garbage, under the complacent gaze of the locals. It gave him chills to think that they were usually the object of children's games, in the colony and in the city. He looked very worriedly at Lashkii and saw that his face was very serious and sad.
“How can it be this way? Why?” Kare asked desperately.
“It’s difficult to understand, but the problem is that the civilization that was achieved at the beginning of the Age of the New Light was strongly based on the well-being that could be achieved with the help and control of AIs. But that situation led to a very negative effect. Society was declining with the passing of generations and was sustained almost automatically, governed by the AIs like a mother who overprotects her children. Humans lost their vital energy because they had all their needs met. And, although the level of engineering at that time was immense, nothing can last forever. And when things started to fail and there was no one to repair the flaws, the AIs were unable to fix all the bugs. Gradually, robots that could fix things were falling, but the reaction of the AIs was stupid. So that you don’t suffer, I deceive you by making you look through rose-colored glasses.”
“It's a bloody mess! But nobody can be aware of what’s going on to awaken Humanity?”
“It's more complicated than that. There's something you may have wondered. What do the castes have to do in all this set up?”
“Indeed, I don’t get what’s so good about the Chosen Ones so that the Aspirants dream of getting there.”
“The Chosen Ones are isolated from the rest of humans for a very good reason. They’re different from rest.”
“Different? In what sense?”
“They’re practically immortal.”
“What? I mean, how?”
“In the burst of civilization in the first century, in addition to engineering, an even development of other sciences was reached, as you may imagine. And with the help of AIs, a mechanism of cell regeneration was reached that turns, those who receive a genetic treatment, into individuals always young, always in full power, as I told you, practically immortal. They secluded themselves in the Moon, in the colony of Lïmpa and established there a closed society that has very strict rules, so that their free run don’t come to an end. They control the behavior of AIs and what happens down here matters relatively little to them.”
“And I gather that they believe they’re gods because of it, right? Just like the Greek Olympians.”
“You're truly insightful. A society in which there are almost no deaths can’t afford the increase of the number of their members. Only very occasionally do they allow some Aspirant to become a Chosen One. And they promise them that they’ll get there if they achieve what they’re asked to do, no matter how difficult it may be.”
“That’s why heterosexual relations are forbidden among the Aspirants and I suppose among the Chosen Ones.”
“That's right. Among the Chosen Ones there must be a very strict control of the population, that’s clear, but one of the greatest pleasures of animals, especially humans, is sex, so the only way to let it out is with homosexuality. And with the Aspirants, the idea is that they get used to what’s right; if they want to become ‘immortal gods’ they need to have that tendency in their heads since they are born. That’s why they’re created artificially, with their carefully chosen genes, in same-sex couples, who form sentimental couples united forever.”
“Yes, that story’s already been told to me. And now I realize that the polite way of introduction between strangers, must also be related, right?”
“Wow! I see that it’s made an impression on you. That aroused from a situation where a man pretended to be a woman in Lïmpa and had a great time there. Since then, this gesture of touching the genitals is made to ‘check your ID’.”
“Why don't they resort to infertility? It would be simpler.”
“They aren’t interested, in case it’s necessary for the nucleus of a new colony to be formed elsewhere, or something unforeseen happens and they have to start over. They need fertile people with perfect genes, though varied. That's why you'll see different races and other features mixed together, but all with the same goal. Besides, the fear of losing what you desire if you slip up comes to play; that’s a very effective persuasion tool.”
“I get it but, with all this explanation, you still haven’t told me how you found me.”
“That’s true, but I wanted you to know first how everything’s controlled by the AIs. The easiest way for them to control the populace is through the mental link, but yours suddenly stopped working. However, there’s a deeper level; any technological device you carry will leave a trace by which you can be tracked.”
“But I don't carry anything that... Oh, shit, I do! The ‘Babelfish’! And that's why I also understand you without hearing any strong accent when you speak. But, if they’re looking for me and you’ve found me, why haven't they got here first?”
“You can say I've been protecting you. I’ve got the ability to get into the intricacies of the system and leave false trails, delete the data that I want and, although they can detect there’s someone here who isn’t controlled, I’ve tried that the AIs don’t associate you with that individual. But I don't know how much longer I'm going to be able to hide your trail.”
“And how can I be affected by this gadget you’ve given me now that’s made me see the ugly things of this world?"
“Besides eliminating the distortion that the AIs make on your senses, it introduces into your mental signal, something like a background noise, so that you understand it, and you can also ensure that you aren’t mentally controlled with other devices that submit your will to that of others and, you can even provide them with false clues, in the event that they capture you and interrogate you, although we hope not to get there.”
“What false clues?”
“As I just told you, there are some devices that can read your mind and also get you to do what they want.”
“Yes, I remember, Kanja was using it with me when I got stubborn with her.”
“Do you know what the only way to beat a cheater is?”
“Yes, cheating better than them.”
“Very clever. Well, with this other device that I’ve given you, you can make what they perceive fit what you want them to see. It’s the perfect lie, but instead of a lie in words, it’s a lie in thought. Of course, they mustn’t know that you’ve got that device or they’d have you at their mercy.”
“And is that also why a while ago the other people in the village weren’t surprised by your presence here?"
“That's right. You can also control the presence that others perceive from you.”
“Of course, that's why when I saw Niilja for the first time when I got to this era, I didn't recognize her right away, she was physically very changed. Although she had so many similarities with the woman I was married to for two years that it didn't take me long to find out who she really was.”
Kare remained silent for a while, thinking about the bomb Lashkii had thrown at him. Lashkii let him reflect a bit, but he could not let too much time go by either.
“We need to get going. You have to come with me and we’ll devise a plan to free our colleagues. In principle it shouldn’t cost us too much, but we can’t leave any loose ends because we can’t afford failures. Then I’ll help you all return to your era.”
Kare looked into Laskhii’s eyes and slowly shook his head.
“I can't go with you.”
“Why? Are you crazy?” Lashkii said with his eyes out of the sockets.
“I can't get away from here right now.”
“Is it because of the redhead? Don't you realize that she’s been using you to become a Chosen One?”
“No, it isn’t for Kanja. It's because of these people, for the Bastards. I can’t leave them, now that I’ve seen what misery they live in and without them being aware of it.”
“But throughout all the History there have always been miserable places like this. You can’t stop misery and injustice in all places and in all times.”
“No, I certainly can't. But these particular people have welcomed me as one of their own without asking me any questions. They’ve saved my life and dignity when I was lost. I can’t abandon them now to their fate, when I was beginning to cherish even the idea of staying here forever and not going back to my time.”
“But that's impossible! You can't alter the past! If you don't come back, events in your era are altered and the consequences can be unpredictable.”
“I don't think I’ll be missed much in my time. I’ve got no close family, I only have one person I can call a friend, and he can perfectly live without me. And I don't know if I'll ever trust a woman who could eventually give me a child. The truth is, I don't know if my presence at that time makes any sense.”
Lashkii looked at the ground in deep thought. He struggled to figure out how to convince Kare to give up his craziness, but then stared at him for a while.
“Do you realize that I could use my technology to convince you and take you by force, and that you’d think it’d be great?”
“I guess so,” Kare replied shrugging, "but I also suppose that if you're telling me so it's because you don’t intend to.”
Lashkii laughed out loud.
“You're a great guy! I never met anyone like you." He paused smiling. “Okay, it's your life and your decision but, though I’ll try to protect you as much as I can, you know that in the end they’ll discover you and force you to give them the secret of time travel. You're an extraordinarily smart guy and I hope the device I've given you will help you fool them, but don't trust yourself too much. You're facing AIs that have been self-aware for centuries and aren't easy to outsmart. It’s even hard for me and I have a lot of experience.”
Lashkii hugged Kare tight.
“If you change your mind, I’ll find out and I’ll come for you, but you don't have much time. See you later, my friend.”
“See you.”
And, when Lashkii turned around, Kare told him:
“By the way, the trick of the fourth theorem’s very good. It’s kept us all in a tight spot.”
Lashkii laughed heartily again and turned to him.
“I've always thought you were the brightest guy in the group, and you just confirmed it to me. How did you realize?”
“The false proof of the impossibility of time travel was undeniable. But the facts contradicted it, so there was only the possibility that the assumptions that supported it had to fail at some point.”
“And you remembered that the fourth theorem seemed fishy to you from the first time you saw it, didn't you? You’re a fucking genius, it was very difficult to detect.”
“It isn’t that. It’s that someone who’s far behind the rest in capabilities, can more easily spot beginner’s mistakes, precisely because they’re right at their level.”
“No, my friend. It’s a shame that we haven’t been able to work together. We would’ve done great things, I assure you. Take care!”
And he walked away without looking back.
No hay comentarios:
Publicar un comentario